16/12/2025
04:50 PM

Papa Francisco bendice otra vez a un hombre con rostro desfigurado

  • Actualizado: 20 noviembre 2013 /

Francisco practicó de nuevo la enseñanza de Jesús al abrazar y besar a un hombre enfermo hoy en El Vaticano.

Ciudad del Vaticano, El Vaticano.

El Papa Francisco volvió a conmover al mundo cuando durante su recorrido por la Plaza de San Pedro, antes de su tradicional audiencia general de los miércoles, se detuvo para saludar a un hombre visiblemente desfigurado por un problema de salud.

Francisco, quien suele predicar sobre la necesidad de la Iglesia Católica de acercarse a los más necesitados, habló durante varios segundos con el hombre, con quien se fundió en un fraternal abrazo antes de despedirse.

Hace apenas dos semanas, el Papa había emocionado al mundo con un gesto similar hacia un fiel que lucía gravemente enfermo, que luego se supo sufría de neurofibromatosis, una enfermedad neuronal que produce tumores en la piel y deformidades en los huesos.

El hombre enfermo que conmovió al Papa

'Duró poco más que un minuto, pero a mí me pareció una eternidad'. A sus 53 años, el italiano Vinicio Riva vivió momento que quedó plasmado en su mente, efectivamente, para siempre. Él, que está acostumbrado al rechazo por ser 'deforme' -como él se describe a sí mismo- recibió un inolvidable abrazo del papa Francisco hace dos semanas en la Plaza San Pedro.

'Era como estar en el paraíso', dijo Vinicio, que padece neurofibromatosis de tipo 1, una enfermedad que le llenó el cuerpo de unos tumores que aunque son benignos le provocan dolores terribles, fuertes picores y llagas que no dejan de sangrar. Además de hacerlo sentir aislado. 'Soy un ser deforme', dijo, resignado, en una entrevista con el diario británico Daily Mail.

'El Papa ni se detuvo a pensar si me abrazaba o no. Mi enfermedad no es contagiosa, pero él no lo sabía. Bajó del altar a saludar a los enfermos. Yo le besé la mano mientras que él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas', relató ese encuentro que tuvo lugar antes de la audiencia general del 6 de noviembre, cuando Francisco recorre la Plaza San Pedro en su papamóvil y bendice a niños y enfermos.

'Después tiró de mí, abrazándome con fuerza y besándome el rostro. Yo tenía la cabeza en su pecho, sus brazos me rodeaban. Me tenía muy pegado a él, mimándome, no se apartaba', contó, emocionado.

'No me dijo nada, pero yo sentí su amor. Duró poco más que un minuto, pero a mí me pareció una eternidad -recordó-. Mi corazón iba tan deprisa que creí que iba a morir'.

Vinicio contó esta historia sentado junto a su tía, Caterina, quien también lo acompañó aquel mediodía inolvidable. 'Pensé que [el Papa] no lo iba a soltar', señaló la mujer, preocupada por la enfermedad que padecen sus dos sobrinos.