Jerusalén.
Benjamin Netanyahu, partió anoche hacia Brasil, en lo que constituye la primera visita de un jefe de Gobierno israelí a ese país, donde asistirá a la asunción al poder del nuevo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Netanyahu también sostendrá conversaciones con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, al margen de la ceremonia de juramentación que se realizará el 1 de enero en Brasilia, dijo un funcionario israelí.
Netanyahu tiene previsto reunirse con Bolsonaro hoy por la tarde en Río de Janeiro, dijo el funcionario bajo condición de anonimato.
Además tiene en agenda reuniones con los presidentes de Chile y de Honduras, entre otros funcionarios, así como con mimebros de la comunidad judía y un grupo cristiano pro Israel.
“Esta visita al país más grande de América Latina reforzará los intercambios comerciales y económicos entre los dos países”, afirmó en un comunicado la oficina del primer ministro, al precisar que los intercambios actuales entre los dos países se elevan a 1,200 millones de dólares (1,000 de euros). Netanyahu regresará a Israel tras la ceremonia en Brasil, el 2 de enero, precisó la misma fuente.
Bolsonaro aseguró el martes que la alianza con Israel avanza y anunció negociaciones para la producción de agua en el nordeste del país, azotado por la sequía. “La alianza Brasil-Israel que beneficiará nuestro nordeste está muy bien encaminada”, escribió en Twitter Bolsonaro.
El próximo presidente de Brasil dijo en noviembre que quería seguir los pasos de su homólogo estadounidense Donald Trump y trasladar la embajada brasileña en Israel a Jerusalén. Este anuncio fue celebrado por Netanyahu como “histórico”.
Pero con esta medida, aunque Bolsonaro complacería a sus bases cristianas evangélicas, corre el riesgo de provocar represalias comerciales de los estados árabes, algunos importantes importadores de carne brasileña.
Para la comunidad internacional, el estatuto de Jerusalén tiene que negociarse entre israelíes y palestinos, y las embajadas no tienen que instalarse allí hasta que no se haya alcanzado un acuerdo.
Benjamin Netanyahu, partió anoche hacia Brasil, en lo que constituye la primera visita de un jefe de Gobierno israelí a ese país, donde asistirá a la asunción al poder del nuevo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Netanyahu también sostendrá conversaciones con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, al margen de la ceremonia de juramentación que se realizará el 1 de enero en Brasilia, dijo un funcionario israelí.
Netanyahu tiene previsto reunirse con Bolsonaro hoy por la tarde en Río de Janeiro, dijo el funcionario bajo condición de anonimato.
Además tiene en agenda reuniones con los presidentes de Chile y de Honduras, entre otros funcionarios, así como con mimebros de la comunidad judía y un grupo cristiano pro Israel.
“Esta visita al país más grande de América Latina reforzará los intercambios comerciales y económicos entre los dos países”, afirmó en un comunicado la oficina del primer ministro, al precisar que los intercambios actuales entre los dos países se elevan a 1,200 millones de dólares (1,000 de euros). Netanyahu regresará a Israel tras la ceremonia en Brasil, el 2 de enero, precisó la misma fuente.
Bolsonaro aseguró el martes que la alianza con Israel avanza y anunció negociaciones para la producción de agua en el nordeste del país, azotado por la sequía. “La alianza Brasil-Israel que beneficiará nuestro nordeste está muy bien encaminada”, escribió en Twitter Bolsonaro.
El próximo presidente de Brasil dijo en noviembre que quería seguir los pasos de su homólogo estadounidense Donald Trump y trasladar la embajada brasileña en Israel a Jerusalén. Este anuncio fue celebrado por Netanyahu como “histórico”.
Pero con esta medida, aunque Bolsonaro complacería a sus bases cristianas evangélicas, corre el riesgo de provocar represalias comerciales de los estados árabes, algunos importantes importadores de carne brasileña.
Para la comunidad internacional, el estatuto de Jerusalén tiene que negociarse entre israelíes y palestinos, y las embajadas no tienen que instalarse allí hasta que no se haya alcanzado un acuerdo.