Arthur Jones es un nazi declarado. John Fitzgerald dice que el Holocausto es un mito. Rick Tyler quiere hacer a “Estados Unidos blanco otra vez”. Sus ideas marginales son reminiscencias de otros tiempos, pero todos estos hombres que las apoyan serán candidatos en las elecciones de este año en EEUU.
Extremismo e intolerancia, e incluso supremacía blanca y antisemitismo, han renacido en la política estadounidense del siglo XXI, en la era del presidente Donald Trump, trascendiendo la retórica tóxica de algunos fanáticos ignotos.
Estas ideas han tenido más repercusión este año en la escena nacional que nunca antes en la historia reciente. Y los defensores del odio, en su mayoría conservadores que se postulan en cargos legislativos, están demostrando ser una gran vergüenza para el Partido Republicano.
| Rick Tyler quiere hacer a “Estados Unidos blanco otra vez”.
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En Wisconsin, Paul Nehlen, el principal candidato republicano para ocupar el escaño en el Congreso, actualmente en manos del presidente saliente de la Cámara, Paul Ryan, se ha convertido en un líder del movimiento alternativo. Sus críticos advierten que Nehlen quiere proporcionar a los nacionalistas blancos y antisemitas un apoyo más fuerte en la cultura y en la política de EEUU.
El sitio de internet de la campaña de Tyler, simpatizante de Trump que se postula para el Congreso en Tennessee, exhibe la bandera confederada (considerada un símbolo de odio racial) flameando en lo alto de la Casa Blanca. Uno de sus carteles de campaña dice: “Haz Estados Unidos blanco otra vez”.
| John Fitzgerald es otro republicano, él considera que el Holocausto es un simple mito.
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“Siempre hemos tenido algunos neonazis ... pero esto (el nuevo discurso político) está volviendo la situación mucho peor de lo que era antes”, señaló.
-¿Adiós a los ‘tabúes’?-
La abierta intolerancia de un candidato hubiera sido hasta hace poco tiempo su “sentencia de muerte”, recordó Beirich. Pero en el entorno político hiperpartidista de hoy, tal retórica puede no representar más un factor de ruptura.
“Derribando esos tabúes, y ganando la presidencia, Trump ha mostrado un camino de éxito electoral que la gente asumía que no funcionaría”, argumentó la experta.
| El republicano Paul Nehlen posa con un arma de grueso calibre y su lema de campaña es: “Make America white again”. Es un simpatizante de Donal Trump que busca el Congreso en Tennessee.
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Las divisiones raciales y étnicas están instaladas en la escena política en lugares como Virginia, donde el candidato republicano al Senado, el supervisor antinmigración del condado de Corey Stewart, está bajo fuego por sus provocativas compañías.
Stewart ha dicho que Nehlen es uno de sus “héroes personales”, y se ha mostrado con Jason Kessler, el hombre que organizó una manifestación de supremacía blanca en Charlottesville en agosto de 2017. Desde entonces, Stewart ha renegado de ambos extremistas, y la jugada puede haber influido en algunos votantes. El 20 de junio, Steward ganó las primarias republicanas para el Senado. En un de la semana pasada, Stewart insistió en que “no hay un hueso racista” en su cuerpo. Pero se mantuvo como un vigoroso defensor de la “herencia” de Virginia.
| Russel Walker defiende la idea de que “no hay nada malo en ser racista”.
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Los candidatos extremistas tienden a multiplicarse cuando ellos y sus seguidores se sienten ignorados o no representados por los principales partidos, sea el Republicano o el Demócrata.
En 2016, Trump apeló a millones de votantes “de cuello azul”, mineros de carbón, desempleados, o trabajadores de fábricas o agricultores, a quienes el magnate unió a su causa bajo la etiqueta de “hombre olvidado”.
Stewart dice que el fracaso de los demócratas en llegar a esos votantes contribuyó a un escenario en el que los candidatos de extrema derecha pueden prosperar. El Partido Republicano ha desautorizado a varios candidatos extremistas, incluidos Jones y Nehlen. Pero Trump ha abrazado a republicanos controvertidos, como el exalguacil de Arizona Joe Arpaio, que dirigió cárceles similares a campos de concentración para inmigrantes indocumentados y se postula ahora para el Senado. Según Beirich, ese es un mensaje a los marginales del partido Republicano, de que hay espacio para ellos en la política.
| Arthur Jones es un nazi declarado.
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