Los guatemaltecos que temen por sus vidas en la Florida

Florida, Estados Unidos.

Onésimo Marcelino López Ramos fue salvajamente apuñalado frente a su casa en Florida, en un suceso calificado por las autoridades estadounidenses como un crimen de odio.

Mauda, la hermana del inmigrante guatemalteco, recuerda la mañana del 17 de abril como si fuera ayer. Fue la última vez que vio con vida a Onésimo, unos minutos antes de que su hermano se marchara al restaurante italiano en el que trabajaba los siete días de la semana como ayudante de cocina.

De pronto escuchó ruidos extraños, y al asomarse a su ventana pudo observar a Onésimo tirado en el suelo junto a su hermano mayor tratando de brindarle los primeros auxilios, pero era demasiado tarde.

Onésimo abandonó su natal Guatemala cuando tenía 15 años, al igual que muchos inmigrantes, huyó de la pobreza y la violencia en busca del anhelado sueño americano. En pocas semanas llegó a la ciudad de Jupiter, Florida, el mismo lugar donde sus cuatro hermanos mayores se encontraban ya establecidos tras realizar el mismo viaje.

'Cuando él vino, lo vi entrar por esa puerta y lo abracé tan fuerte... pero no pensé que me lo fueran a quitar tan pronto', recuerda entre lágrimas Mauda, de 26 años, en conversación con la cadena BBC.

Tras el crimen, las autoridades iniciaron las investigaciones, y a los pocos días capturaron a tres adolescentes, como supuestos responsables del hecho. Sin embargo, ni la misma policía estaba preparada para la escalofriante confesión de uno de los tres jóvenes: 'Salimos a cazar guatemaltecos'.

Tres adolescentes fueron detenidos por el asesinato del joven inmigrante. 'Salimos a cazar guatemaltecos', confesaron a las autoridades.

'Todo indica que la víctima fue seleccionada por su origen y ese es el motivo por el que pedimos que sea juzgado como un crimen de odio', dijo un portavoz de la policía de Jupiter.

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Tras difundirse el motivo de los adolescentes para dar muerte a Onésimo, el miedo se desató en buena parte de la comunidad inmigrante de la zona, quienes son víctimas de robos y violencia constantemente en dicha ciudad.

Ahora, la policía ha tratado de acercarse a los indocumentados para que denuncien los crímenes en su contra, organizando reuniones para instarles a que hablen abiertamente si son víctimas de delitos, independientemente de su estatus migratorio.