El grupo terrorista Estado Islámico (Isis) asesinó ayer a siete de sus propios combatientes acusados de 'desertar' durante una batalla en la provincia de Saladino, en Irak.
Los yihadistas utilizaron uno de los métodos más crueles de ejecución, al torturar y sumergir en contenedores con agua hirviendo a los siete hombres y luego les dispararon en la cabeza como castigo por abandonar el campo de batalla, según informaron medios locales.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que al menos trece miembros de las fuerzas de seguridad del Isis, de nacionalidad siria, fueron asesinados hoy por sus propios compañeros en el campo de entrenamiento de Al Talea, cerca de Al Raqa.
Esa fuente explicó que los trece fueron apresados tras la muerte del dirigente del Isis Abu Hiya al Tunisi, el pasado 30 de marzo en un bombardeo de un dron, que se cree que era de la coalición internacional.
Al Tunisi había sido enviado desde Irak por el líder del Isis, Abu Bakr al Bagdadi, para supervisar las operaciones militares de la organización en la provincia noroccidental siria de Alepo.
Después de su asesinato, el grupo radical llevó a cabo una campaña de arrestos entre sus propios miembros.
El Estado Islámico proclamó a finales de junio de 2014 un califato en Siria e Irak, donde ha tomado partes del norte y el centro de ambos Estados.