Ciudad de Guatemala.
Luego de un devastador escándalo de corrupción que sacudió a Guatemala en 2015, el país se reviste de esperanza tras la toma de posesión de Jimmy Morales, el comediante que, contra todo pronóstico, se convirtió en el hombre de confianza de un pueblo que actuó con “gallardía”.
En un acto celebrado en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, en la capital guatemalteca, Morales, de 46 años, recibió el mando y las insignias de su antecesor, Alejandro Maldonado, mientras que el exrector de la estatal Universidad de San Carlos (Usac), Jafeth Cabrera, fue nombrado su vicepresidente.
Morales prometió combatir la corrupción en el inicio de lo que llamó “la nueva Guatemala” para concentrar los recursos en la salud y educación.
“No tolerar la corrupción ni el robo, eso es algo que sí podemos cumplir y lo vamos hacer desde el primer día”, afirmó Morales, quien prometió ser “drástico y severo” con quien pretenda robar el dinero del pueblo guatemalteco.
El nuevo mandatario recibe una Guatemala azotada por uno de los escándalos de corrupción más grandes de su historia reciente, que le costó el puesto al expresidente Otto Pérez Molina y a la exvicepresidenta, Roxana Baldetti, ahora encarcelados.
Morales fue enfático en señalar que el cambio del país se trata de un trabajo en equipo y que los cambios no llegan de la noche a la mañana.
Según Morales, en la Guatemala que el mundo ve hoy “florece el espíritu de unidad” y dijo que se compromete a dar lo mejor: “A hacer el bien siempre, en público y en privado”. El presidente también agradeció a quienes lucharon contra la corrupción en forma pacífica y se opusieron a la política tradicional.
Antes de la toma de posesión, Jimmy se reunió con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, a quien le pidió que otorgue a los ciudadanos de su país el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Biden ofreció a Morales trabajar juntos contra la corrupción y desalentar la migración hacia el norte.
Luego de un devastador escándalo de corrupción que sacudió a Guatemala en 2015, el país se reviste de esperanza tras la toma de posesión de Jimmy Morales, el comediante que, contra todo pronóstico, se convirtió en el hombre de confianza de un pueblo que actuó con “gallardía”.
En un acto celebrado en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, en la capital guatemalteca, Morales, de 46 años, recibió el mando y las insignias de su antecesor, Alejandro Maldonado, mientras que el exrector de la estatal Universidad de San Carlos (Usac), Jafeth Cabrera, fue nombrado su vicepresidente.
Morales prometió combatir la corrupción en el inicio de lo que llamó “la nueva Guatemala” para concentrar los recursos en la salud y educación.
“No tolerar la corrupción ni el robo, eso es algo que sí podemos cumplir y lo vamos hacer desde el primer día”, afirmó Morales, quien prometió ser “drástico y severo” con quien pretenda robar el dinero del pueblo guatemalteco.
El nuevo mandatario recibe una Guatemala azotada por uno de los escándalos de corrupción más grandes de su historia reciente, que le costó el puesto al expresidente Otto Pérez Molina y a la exvicepresidenta, Roxana Baldetti, ahora encarcelados.
Morales fue enfático en señalar que el cambio del país se trata de un trabajo en equipo y que los cambios no llegan de la noche a la mañana.
Según Morales, en la Guatemala que el mundo ve hoy “florece el espíritu de unidad” y dijo que se compromete a dar lo mejor: “A hacer el bien siempre, en público y en privado”. El presidente también agradeció a quienes lucharon contra la corrupción en forma pacífica y se opusieron a la política tradicional.
Antes de la toma de posesión, Jimmy se reunió con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, a quien le pidió que otorgue a los ciudadanos de su país el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Biden ofreció a Morales trabajar juntos contra la corrupción y desalentar la migración hacia el norte.