El Gobierno israelí aprobó hoy por videoconferencia el cierre total de las ciudades del país durante dos días y medio, a partir de esta tarde, y toque de queda general mañana y hasta el jueves por la mañana para evitar desplazamientos en los días de Pésaj, la Pascua judía.
Desde las 7 de la tarde de hoy (16.00 GMT) y hasta el viernes a las siete de la mañana (4.00 GMT) habrá grandes restricciones al movimiento en el país, que impedirán los desplazamientos entre distintas ciudades y pueblos, excepto casos de urgencia o excepcionales.
Además, para evitar que las familias se junten en la tradicional cena de Pésaj (seder), en la noche del miércoles, también se impone un toque de queda desde mañana a las tres de la tarde (12.00 GMT) hasta la mañana del jueves. Nadie podrá estar a más de cien metros de su casa y cerrarán todos los comercios, incluso los supermercados.
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Con estas medidas, las autoridades pretenden evitar las grandes concentraciones y festejos que se vivieron en el país el mes pasado en la festividad de Purim, especialmente en los barrios ultraortodoxos, donde más se ha expandido la COVID-19.
Podrán circular en los próximos días aquellos que tengan que acudir a puestos de trabajo esenciales o atender emergencias y las autoridades prestarán especial atención al cumplimiento de las indicaciones en los barrios con mayor índice de infectados.
Además, a partir del próximo domingo será obligatorio para todo el mundo taparse boca y nariz con una máscara, a excepción de los menores de 6 años, personas con problemas mentales, si estás en el coche o trabajo solo o con un compañero que esté siempre a más de dos metros de distancia.
Israel ha registrado 60 muertes por el virus, y tiene 9.006 casos confirmados de infectados, de los que 150 se encuentran graves, 113 intubados.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, avanzó ayer la decisión y señaló: 'Existe una posibilidad realista de que, si las tendencias continúan, comenzaremos a salir gradualmente del bloqueo después de Pascua'.
La Pascua judía, que coincide este año con la Semana Santa, es una de las celebraciones preferidas por los israelíes, en la que recuerdan la salida de Egipto tras liberarse de la esclavitud y en la que gran parte de la población no consume productos hechos con harina leudante, incluyendo pan y cerveza.