Florida ejecutó este miércoles, mediante una inyección letal, a Darryl B. Barwick, de 56 años, por el asesinato a puñaladas de una joven de 24 años en 1986, por lo que son 3 los reos ejecutados en lo que va de año en el estado.
A Barwick lo declararon muerto a las 18.14 hora local (22.14 GMT) tras recibir una inyección letal en la Prisión Estatal de Florida, ubicada en la localidad de Raiford (norte), según notificó el Departamento de Correcciones (Prisiones) de Florida.
Se trata de la tercera ejecución que se realiza en Florida en lo que va de año y tras agotarse todas las apelaciones presentadas por la defensa para que se suspendiera, incluida una de emergencia interpuesta ante el Tribunal Supremo de Justicia de EE.UU., que fue denegada hoy.
Es además el período más corto en el que se han realizado tres ejecuciones en el estado desde 2014.
Es también la tercera ejecución que se lleva a cabo en Florida desde 2019 (entre 2020 y 2022 no hubo ninguna) y la número 102 desde que se restableció la pena capital en este estado, en 1976.
La Corte Suprema de Florida rechazó el viernes pasado una apelación en la que los abogados de Barwick alegaron que no debe ser ejecutado porque padece una enfermedad mental crónica y está discapacitado intelectualmente por desórdenes neurológicos.
Según se determinó en el juicio, el 31 de marzo de 1986 Barwick vio a Rebecca Wendt, la víctima, de 24 años, tomando el sol en la piscina del complejo de apartamentos donde ella vivía en Panama City (noroeste de Florida).
Cuando Wendt regresó a su apartamento, Barwick, que tenía entonces 19 años, la siguió al interior con la intención de robar y, como ella se resistió, la apuñaló 37 veces hasta causarle la muerte.
Cuando fue detenido, confesó el asesinato, pero insistió en que solo entró al apartamento de Wendt para robar.
El gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, que ha promovido un cambio legal para que ya no sea necesario un veredicto unánime del jurado para condenar a muerte a una persona, firmó la orden de ejecución de Barwick a comienzos de abril.
El ejecutado se despertó a las 4.15 hora local de este miércoles (8.15 GMT) y recibió a un consejero espiritual. Cinco horas más tarde le sirvieron su última comida: un menú compuesto de pollo frito, frijoles negros, macarrones con queso, arroz y pan de maíz, y helado de postre, según recogieron medios locales.
Antes de la ejecución, un recluso puede solicitar una última comida. Para evitar “extravagancias”, señala el Departamento de Correcciones (Prisiones) de Florida en su web, “la comida para preparar no debe costar más de 40 dólares y debe comprarse localmente”.
Desde que en 1976 se restableció la pena de muerte en Florida han sido ejecutadas 102 personas. En el corredor de la muerte de este estado sureño hay 297 condenados, según cifras de la mencionada agencia estatal.
El 12 de abril pasado fue ejecutado Louis Bernard Gaskin, de 56 años, por un doble homicidio cometido en 1989, y el 23 de febrero Donald Dillbeck, de 59 años, condenado por dos asesinatos en primer grado, el primero cometido con arma de fuego en 1979, siendo menor de edad, y otro a puñaladas en 1990.
Como ocurrió antes de las ejecuciones de Dillbeck y Gaskin, la Conferencia de Obispos Católicos de Florida (FCCB) solicitó al gobernador DeSantis que suspenda la ejecución de Darryl Barwick y conmute su sentencia a cadena perpetua sin libertad condicional.
“El asesinato sancionado por el estado solo continúa fomentando la falta de respeto por la dignidad y el carácter sagrado de la vida humana. Quitar otra vida es innecesario, ya que la sociedad puede mantenerse a salvo del señor Barwick mediante el castigo severo y apropiado de encarcelamiento de por vida”, escribió en una carta dirigida el 26 de abril a DeSantis Michael Sheedy, director ejecutivo de FCCB. EFE