¿Te imaginas ver caminando a un pollo sin cabeza? Parece irreal, pero no, en Colorado, Estados Unidos, justamente un 10 de septiembre de 1945 le ocurrió a Lloyd Olsen y su mujer Clara.
Olsen decapitaba a las aves y su mujer las limpiaba. Pero uno de los 40 o 50 animales que se sometieron al hacha de Olsen no se comportó como el resto.
'Llegaron hasta el final y se dieron cuenta de que uno todavía seguía vivo y andaba caminando', dice el bisnieto de la pareja, Troy Waters, también agricultor de la granja Fruita. El pollo corría y corría sin parar, según publica BBC Mundo.
Esta historia se ha replicado por años y hoy la cuenta Waters, quien cuando niño escuchó contarla a su bisabuelo.
'Él llevó los pollos al mercado del pueblo para venderlos', cuenta Waters. También llevó al animal descabezado y comenzó a apostar por cervezas u otras cosas que tenía un pollo vivo sin cabeza.
A Mike lo alimentaban con comida líquida y agua directamente por el esófago. Otra función vital con la que lo ayudaban, era limpiarle el moco de su garganta. Lo alimentaban con un gotero y le limpiaban la garganta con una jeringa.
El rumor en torno a esta ave milagrosa comenzó a correr por la granja. El diario local envió un reportero a entrevistar a Olsen y dos semanas más tarde se le acercó un promotor de espectáculos llamado Hope Wade, de Salt Lake City, en Utah.
Primero visitaron Salt Lake City y la Universidad de Utah, donde sometieron al pollo a una serie de pruebas. Dicen que los científicos de la universidad decapitaron a varios pollos para ver si alguno sufría la misma suerte.
La noche en que murió, los Olsen se despertaron con el ruido del animal ahogándose. Cuando buscaron la jeringa, se dieron cuenta de que se la habían olvidado en la feria y, antes de que pudiesen encontrar una alternativa, Mike se había sofocado y yacía muerto.
Una fotografía del pollo Mike.
|
Lo que más sorprende a Tom Smulders, experto en pollos del Centro para el Comportamiento y la Evolución de la Universidad de Newcastle es que no se haya muerto desangrado. El hecho de que pudo continuar funcionando sin cabeza, es para él más sencillo de explicar.
Para un humano, perder la cabeza significa una pérdida casi total del cerebro. Para un pollo, es diferente.
Reportes indican que el hachazo le quitó a Mike el pico, la cara, los ojos y una oreja. Pero Smulders estima que hasta un 80% de su masa cerebral -y casi todo lo que controla el cuerpo del pollo, incluidos el ritmo del corazón, la respiración, el hambre y la digestión- permaneció intacto.
En su momento, se sugirió que Mike sobrevivió porque parte o todo el tronco cerebral seguía pegado al cuerpo. Desde entonces la ciencia ha evolucionado y se descubrió que lo que se llamaba tronco cerebral es parte del mismo cerebro.
¿Qué pasa cuando le cortas la cabeza a un pollo?
La decapitación desconecta el cerebro del resto del cuerpo, pero por un corto período de tiempo, los circuitos de la médula espinal contienen todavía oxígeno residual.
Sin el aporte del cerebro, estos circuitos arrancan de forma espontánea. 'Las neuronas se vuelven activas, las patas empiezan a moverse', dice Tom Smulders, de la Universidad de Newcastle (Inglaterra).
Por lo general, el pollo está acostado cuando esto ocurre, pero, en algunos pocos casos, las neuronas hacen que se active el sistema motriz.