El papa Benedicto XVI expresó ayer a los sacerdotes que deben dar mejores consejos a las parejas que se casarán para asegurarse de que sus matrimonios duren y que el casamiento no es un derecho absoluto.
El Papa hizo las declaraciones en su discurso anual ante la Rota Romana, el tribunal eclesiástico que decide las anulaciones de matrimonios de católicos. La anulación es un proceso por el cual la Iglesia declara que el matrimonio en cuestión nunca se hizo.
Benedicto XVI reconoció que los problemas que llevan a anular un casamiento no siempre se pueden anticipar, pero dijo que mejores consejos prematrimoniales, que la Iglesia exige a las parejas, podrían evitar un “círculo vicioso” de matrimonios anulados.
El derecho de casarse por iglesia, agregó, exige que la pareja celebre su matrimonio y lo viva con autenticidad y honestidad.
“Nadie puede arrogarse el derecho a una ceremonia nupcial”.
El pontífice usó su discurso anual ante el tribunal para enfatizar la importancia de la insolubilidad del matrimonio y pedir a sus miembros que eviten la tentación de conceder anulaciones basadas en caprichos. En 2010 le pidió a la corte que se esforzara por animar a las parejas a seguir juntas y que separara la “caridad pastoral” de la necesidad de hacer respetar las leyes de la Iglesia.
El sábado, el Papa dijo que los sacerdotes tienen una tarea importante a la hora de discernir si las parejas están preparadas y son capaces de tener un matrimonio válido. “La Iglesia y la sociedad le dan demasiada importancia al beneficio del matrimonio y la familia basada en él como para no hacer un compromiso pastoral profundo con él”, finalizó.