Idlib, Siria
¿Qué lleva a un dictador a atentar contra su propio pueblo? Es la pregunta que el mundo aún no logra responder. El pasado martes por la mañana, un ataque aéreo golpeó Jan Sheijun, una pequeña ciudad controlada por los rebeldes y los yihadistas en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria.
De inmediato, las espeluznantes imágenes del bombardeo dieron la vuelta al mundo. Cuerpos sin vida en las calles, habitantes de la ciudad con espasmos, niños con espuma en la boca y crisis de sofocamiento eran algunos de los cuadros más fuertes.
El balance establecido de muertos es de más de 100 personas, incluidos 30 niños, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que informó de más de 160 heridos.
Jan Sheijun es ahora una ciudad fantasma. Los habitantes están tan conmocionados que apenas pueden hablar. Mohamed, de unos 20 años, perdió a sus padres en el ataque. “Al salir de casa mi padre vio a un hombre tumbado en el suelo. En cuanto se acercó a él, él también empezó a temblar”, cuenta lentamente, con el rostro marcado por un profundo dolor.
La madre de Mohammed, sus hermanos y sus cuñadas también murieron.
“A pesar de todo, nadie quiso irse, la gente pensaba en socorrer a los demás”, asegura Mohamed, que acusa al régimen de Asad de estar detrás del ataque. “Que Dios se vengue de ese opresor. Dios sigue despierto, no olvida a nadie”, repite, indignándose contra la impotencia del mundo ante una guerra que no cesa. “Los europeos no pueden hacer nada, salvo condenar. Y los jefes de Estado árabes están dormidos en sus sillas”, lamenta.
Gas sarín
Autopsias realizadas en Turquía a los cuerpos de tres víctimas prueban el uso de armas químicas por el régimen de Bashar al Asad.
Médicos en el lugar indicaron inmediatamente que los síntomas de las víctimas eran similares a los constatados en las de un ataque químico. La naturaleza del gas tóxico aún no fue determinada. Pero la OMS precisó que algunas víctimas presentaban síntomas que sugieren una exposición a productos químicos “que comprenden agentes nerviosos”. Estos últimos podrían ser “de tipo gas sarín”, según Médicos Sin Fronteras (MSF).
Muchos dirigentes occidentales, Turquía, Israel y la oposición siria acusan al régimen de Bashar al Asad. Pero ningún alto dirigente árabe lo ha hecho.
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Reacción de EUA
La primera acción militar directa de Estados Unidos contra el régimen sirio por el supuesto uso de armas químicas ha granjeado a Trump el apoyo de líderes demócratas, comentaristas televisivos, socios europeos y ha monopolizado la atención en un momento especialmente complicado para el mandatario.
Las 63 horas que pasaron entre las primeras noticias de un ataque con armas químicas con más de 80 muertos civiles en Jan Sheijun, en la provincial de Idleb y bajo control de fuerzas rebeldes, y la lluvia de 59 misiles Tomahawks en una base aérea siria han marcado un punto de inflexión para Trump. El ataque, que se llevó a cabo el jueves, mientras Trump cenaba con el mandatario chino, Xi Jinping, en el resort de Mar-a-Lago (Florida), fue no solo un aviso para Siria y su aliado ruso, sino también para China para que presione a Corea del Norte por sus provocaciones, uno de los temas más espinosos de la agenda, según indicó una fuente de la Casa Blanca a The Washington Post.
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