Una milicia armada que patrulla las calles de Ferguson suscitó críticas en Estados Unidos donde esta semana ha regresado el fantasma de la violencia racial al conmemorarse el primer aniversario de la muerte del joven afroamericano, Michael Brown.
Tras los violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que dejaron unas 23 personas detenidas durante las protestas del pasado martes, varios soldados y policías retirados armados con rifles semiautomáticos de asalto y pistolas, formaron la milicia Oath Keepers (Guardianes del Juramento), 'para defender la Constitución'.
El jefe policial de San Luis, Jon Belmar, señaló que la presencia nocturna de los Oath Keepers que usan chalecos camuflados a prueba de balas y portan ostensiblemente fusiles y pistolas en la avenida West Florissant, escenario de marchas y protestas durante los últimos días era “tanto innecesaria como provocativa”.
Varios ciudadanos afirmaron que lo que Ferguson menos necesita en este momento es más hombres blancos armados.
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Hace un año, los Guardianes del Juramento también patrullaron Ferguson durante las primeras rondas de protestas. 'La gente de Ferguson ha aprendido una lección triste y difícil: no hay suficientes policías y guardias nacionales para proteger a todos los hogares y todas las empresas', afirmó un hombre blanco en uniforme militar.
Pero su presencia provocó la ira de muchos manifestantes, que los acusaron de acentuar un enfrentamiento ya tenso. Algunos activistas de los derechos civiles del movimiento Las Vidas Negras Importan no ocultaron su molestia: '¿Por qué hay hombres con armas de fuego y la policía no hace nada?', se quejó uno de ellos.
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La policía del condado está a cargo de la seguridad en la ciudad y reemplaza en esa labor a los agentes locales.