29/04/2024
08:04 PM

China celebra 70 años de vida comunista

Poderío. La potencia asiática aprovechó para mostrar al mundo la modernización de su armamento.

    Pekín.

    El presidente de China, Xi Jinping, aseguró el pasado 1 de octubre, al abrir las celebraciones del 70 aniversario de la fundación de la República Popular, que “ninguna fuerza” podrá detener al pueblo y a la nación china “en su camino hacia adelante”.

    “Hace setenta años, un día como hoy, el camarada Mao Zedong declaró solemnemente al mundo en este mismo lugar la fundación de la República Popular China y el pueblo chino se puso en pie”, proclamó Xi desde la Puerta de la Paz Celestial, frente a la plaza de Tianamen, el lugar en el que Mao Zedong proclamó la fundación de la República Popular el 1 de octubre de 1949.

    El presidente Xi destacó que la revolución comunista “transformó completamente el miserable destino de China de ser pobre, débil y humillada durante más de cien años”.

    “No hay ninguna fuerza que pueda siquiera hace temblar el estatus de China o detener al pueblo y a la nación china en su camino hacia adelante”, dijo entre los aplausos de las miles de personas que llenan las tribunas instaladas en Tiananmen para los festejos del aniversario.

    Flanqueado por la plana mayor del Partido Comunista y también por el expresidente chino Jiang Zemin (1993-2003), Xi resaltó que el pueblo chino “ha conseguido logros sin parangón que han maravillado al mundo” en las últimas siete décadas gracias a estar “unidos como un solo pueblo”.

    También presentó Gongji-11, un gran dron furtivo en forma de ala delta, capaz de atacar sin ser detectado.
    “Debemos permanecer unidos en torno al PCCh, debemos permanecer comprometidos con el espíritu de la paz, con la reunificación y con el modelo de un país, dos sistemas”, dijo al tiempo que llamó a “contribuir al progreso de Hong Kong y Macao”.

    A continuación, Xi, el mandatario con más poder en China desde Mao, comenzó a pasar revista a las tropas a bordo de un vehículo descapotable. Unos 15,000 soldados, cientos de tanques, misiles y aviones de combate desfilaron por la Avenida de la Paz Eterna bajo la mirada del gobernante y de otros dirigentes del partido.

    El evento, bajo fuertes medidas de seguridad, comenzó con el disparo simbólico de 70 cañonazos y el izado de la bandera nacional.

    El objetivo es celebrar el camino recorrido por China desde que era un país devastado por la guerra y la pobreza hasta convertirse en la segunda mayor economía del país.

    Poderío militar

    El desfile militar ilustró la modernización del ejército, deseada por el presidente Xi, que quiere que alcance un nivel de “clase mundial” antes de 2049, cuando se cumpla el centenario de la República Popular.

    “Las nuevas armas nucleares presentadas reflejan considerables progresos” dijo Adam Ni, especialista del ejército chino en la universidad Macquarie de Sydney. “Son cada vez más móviles, resistentes, fiables, precisas y de alta tecnología”, subraya Ni, y agrega que “la disuasión nuclear de China gana credibilidad ante EEUU”. Los dos países están enfrentados en el mar de China Meridional, donde luchan por imponer su influencia.

    Misil balístico mar-tierra JL-2 (“ola gigante-2”), cargado en submarino y que podría alcanzar Alaska y el oeste de Estados Unidos.
    En este contexto, Pekín presentó lo mejor de sus misiles balísticos intercontinentales: el inmenso DF-41 (“Viento del Este-41”). La gran ventaja del DF-41 es que, pese a sus 20 metros de largo, es móvil y puede ser ocultado en cualquier lugar del país, a diferencia de la precedente generación de misiles balísticos nucleares, que debían ser lanzados desde silos fijos.

    La otra “estrella” del desfile fue el misil DF-17, que puede, una vez alcanzada la altura necesaria, soltar un “planeador hipersónico”, un arma en forma de nariz de cazabombardero, capaz de volar a 7,000 km/h.

    El servicio de investigación del Congreso de EEUU expresó, a mediados de septiembre en un informe, su preocupación por el hecho de que EEUU sufra una retraso ante China en lo referente a estos planeadores hipersónicos. Algunos expertos citados por la prensa estadounidense destacaron que se trata de un arma única, que Occidente no ha conseguido aún.

    Mao Zedong, el fundador. Mao tuvo un reinado caótico, con decenas de millones de personas víctimas del hambre durante su campaña de desarrollo Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, antes de morir en 1976.
    China presentó asimismo una nueva versión de su estratégico bombardero, el H6-N, que sería capaz de transportar armas atómicas a distancias mayores que sus predecesores.

    “Significa que podría atacar Alaska, Guam, Hawái, Japón, Malasia, Filipinas, Vietnam o incluso Moscú sin tener que abandonar la zona de defensa aérea en el continente chino”, destacó el diario The South China Morning Post.

    Crecimiento económico

    Durante casi tres décadas, China tuvo su propio estilo de gobierno: el maoísmo.

    Bajo el régimen del fundador de la República Popular China Mao Zedong, el Estado tomó control de las industrias y se colectivizaron los establecimientos agrícolas y granjas.

    El Gran Salto Adelante de 1958 -una masiva reorganización laboral para impulsar la producción agrícola e industrial- terminó con la muerte de hambre de decenas de millones de personas. Mao lanzó en 1966 la Revolución Cultural, un movimiento que demolió a sus rivales políticos y que también terminó en desastre, a raíz de los excesos perpetrados por los Guardias Rojos en todo el país.

    Dos años después de la muerte de Mao, el Partido Comunista abandona el maoísmo y pone en marcha en 1978 su política de “apertura y reforma” bajo el liderazgo de Deng Xiaoping. La economía crece tras una serie de medidas promercado que permiten las inversiones extranjeras y el capital privado.

    Millones de personas salieron de la pobreza y el país alberga hoy en día cientos de multimillonarios y gigantescas compañías de internet como Alibaba y Tencent. Bajo este “socialismo con características chinas”, pueden verse Ferraris en calles y los más pudientes compran en tiendas de lujo como Gucci. Pero una cosa no ha cambiado: el Partido Comunista mantiene con firmeza las riendas de la economía.