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Asesino en serie: 'tenía ganas de matar mujeres blancas'

  • 12 diciembre 2014 /

Un brasileño fue detenido por el crímen de una mujer y sorprendió a las autoridades al confesar el asesinato de otras 41.

Río de Janeiro, Brasil.

Una escalofriante confesión mantiene conmocionados a los brasileños luego de que un hombre de 26 años fuera detenido por haber asesinado a puñaladas a una mujer en un suburbio de Rio, revelara fríamente ante la policía haber matado a otras 41 personas 'por placer' o 'encargo'.

' Tenía ganas de matar mujeres, mujeres blancas, ninguna negra. Seguía a la víctima, la estudiaba antes de cometer el acto', relató el jueves a la prensa el comisario Pedro Henrique Medina, de Nova Iguaçu, una ciudad del suburbio norte de Rio.

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El asesino, un joven mulato, fue identificado como Sailson José das Graças. Según la policía, es 'un psicópata' y la Policía compara por ahora sus declaraciones con los datos de la investigación de cada crimen. La veracidad de su declaración ya fue verificada en varios casos.

Das Graças contó haber asesinado a 37 mujeres, tres hombres y un niño de dos años -hijo de una de sus víctimas- a lo largo de los últimos nueve años. El niño fue asesinado porque el criminal, que había estrangulado a la madre, creyó que el llanto del pequeño podría llamar la atención de los vecinos.

'Yo las observaba, las estudiaba. Esperaba un mes, a veces una semana, según el lugar. Trataba de saber dónde vivían, cómo era su familia, espiaba su casa y después de un tiempo, buscaba una brecha y entraba', relató das Graças, citado por el sitio de noticias G1.

'Hace 17 años maté a la primera mujer y sentí tanta adrenalina, que continué y me gustó', añadió.

El asesino precisó que los crímenes por encargo fueron cometidos con arma blanca y estrangulamiento. Él planificaba todo, se ponía un pasamontañas y guantes para no dejar huellas digitales impresas.

'Cuando no mataba me ponía nervioso, empezaba a caminar por todos lados dentro de casa, pero cuando mataba me volvía la tranquilidad. Mataba y me podía quedar dos o tres meses pensando en la víctima. Después salía a la caza de nuevo', afirmó.

La pena máxima es de 30 años en Brasil, donde la pena de muerte nunca ha existido. 'No estoy arrepentido' y 'si me paso diez, 15 o 20 años en prisión, cuando salga volveré a hacerlo', alertó.