Sao Paulo. “Déjenme si estoy llorando, ni un consuelo estoy buscando, quiero estar solo con mi dolor. Si me ves que a solas voy llorando es que estoy de pronto recordando a un amor que aún no consigo olvidar”.
La voz imponente y melodiosa que cautivó al mundo y que enamoró a miles se apagó ayer domingo. Nelson Ned, el pequeño gigante de la canción romántica que conquistó América con sus boleros, falleció a los 66 años, luego de sufrir una neumonía.
Complicaciones clínicas, como consecuencia de la neumonía, una infección respiratoria aguda y problemas en la vejiga fueron las causas de la muerte. él había sido internado de urgencia la noche del sábado.
Trayectoria
Nelson Ned D’Ávila Pintos, el primogénito de los siete hijos de Nelson y Ned, comenzó a participar en concursos infantiles y su talento fue reconocido por la televisión regional, que a los 16 años le dio un musical propio. Su carrera comenzó en su natal Ubá y en Sao Paulo, adonde el actor Paulo Gracindo lo bautizó como “el pequeño gigante de la canción”, nombre que da el título a una composición autobiográfica de 1996. Su consagración llegó en 1968 con su inmortal “Todo pasará”, ganadora del Festival de la Canción y grabada en 40 idiomas. Después, en los años setenta en EUA, se convirtió en el primer artista latinoamericano en alcanzar el récord de un millón de discos vendidos.
Casado en dos ocasiones y con tres hijos, todos ellos con problemas de enanismo, el artista se separó en 2003, después de sufrir un accidente vascular cerebral (AVC). Y es que el AVC le dejó secuelas, como pérdida de visión en el ojo derecho, o tener que desplazarse en sus últimos años con la ayuda de una silla de ruedas, además de padecer diabetes, hipertensión arterial y alzheimer en fase inicial, que afectó su memoria.
Después de una vida de excesos, con el uso de drogas y promiscuidad sexual, como él mismo lo relataba, se convirtió en la década de los noventa a la religión evangélica y su primer trabajo musical en el género gospel alcanzó los primeros lugares en las listas de canciones religiosas.
“Antes de ser evangélico era muy depravado, bebía mucho, usaba mucha droga y tenía muchas mujeres. Ahí Dios habló conmigo una madrugada: ‘O usted cambia o lo saco de aquí’. Entonces resolví cambiar”, había declarado el artista.
