Acapulco. El balneario de Acapulco, uno de los más golpeados por las tormentas que dejaron en México más de 170 muertos y desaparecidos, logró evacuar a todos sus turistas. Pero ahora enfrenta la falta de agua potable, electricidad y alimentos frescos, así como posibles epidemias.
Tras constatar personalmente el estado de emergencia que vive el puerto, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, aseguró que “el sistema que abastecía de agua potable a Acapulco se colapsó”, dejando a más de un millón de personas sin el vital líquido.
Desde el fin de semana pasado, dos tercios del territorio mexicano padecen lluvias torrenciales que se originaron por el embate -casi simultáneo- de dos ciclones que alcanzaron la fuerza de huracán categoría 1: Manuel por el Pacífico e Ingrid por el Golfo de México.
El estado de Guerrero, al que pertenece Acapulco, fue el más dañado.
De los ciclones ya apenas quedan remanentes, pero dejaron a su paso 200,000 damnificados, 58,531 habitantes evacuados de sus casas y al menos 106 muertos, un saldo que podría aumentar a más de 170 si resultan fallecidas -como lo teme el Gobierno- las 68 personas desaparecidas desde el lunes tras un devastador alud en una zona montañosa de Guerrero.
Grave problema
La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Acapulco estima que “no hay fecha para restablecer el servicio, ya que se debe retirar la basura y lodo acumulados en la presa La Venta, que abastece a toda la ciudad”, según dijo ayer un vocero de la institución.
Las reservas de agua están agotadas incluso en la zona hotelera, una situación que podría durar “hasta mes y medio”, según el funcionario.
Se hace cada vez más difícil hallar frutas y verduras frescas en los mercados y tiendas del puerto, que han incrementado sensiblemente los precios de algunos productos de primera necesidad.
El paquete de huevos, por ejemplo, pasó de 50 a 160 pesos (de 3.8 a 12.2 dólares) y el kilo de tomate de 15 a 100 pesos (de 1.1 a 7.6 dólares). AFP