PARIS. El escepticismo afloraba entre los especialistas de la moda que asistieron al regreso de
Lanvin tras tres años de pesadilla para la marca. Sin embargo, su nuevo director creativo,
Bruno Sialelli, logró despejar las dudas con una colección alabada.
Lanvin, un tesoro nacional francés, tuvo dificultades desde la partida de su modisto Alber Elbaz en 2015, tras 15 años de éxitos en la firma.
Sialelli, formado en el diseño de teatro, supo dar a esta colección un concepto que sirvió como terapia de electroshock a un Lanvin más que marchito.
“Apostó por una silueta elegante y moderna, con pantalones vaporosos, amplios vestidos de seda estampados, superposición de volúmenes y una atractiva línea de marroquinería, hasta ahora el talón de Aquiles de la firma.
“Quería redefinir el armario de Lanvin. Empecé investigando los archivos y entendí que Jeanne Lanvin (la modista que creó la marca) era básicamente lo que hoy llamaríamos una mujer con estilo de vida. Ella empezó muy pronto a incluir looks de día, de tarde, hacía ropa deportiva, muebles... Creo que es una reflexión muy válida para Lanvin hoy”, dijo Sialelli.
Lanvin, un tesoro nacional francés, tuvo dificultades desde la partida de su modisto Alber Elbaz en 2015, tras 15 años de éxitos en la firma.
Sialelli, formado en el diseño de teatro, supo dar a esta colección un concepto que sirvió como terapia de electroshock a un Lanvin más que marchito.
“Apostó por una silueta elegante y moderna, con pantalones vaporosos, amplios vestidos de seda estampados, superposición de volúmenes y una atractiva línea de marroquinería, hasta ahora el talón de Aquiles de la firma.
“Quería redefinir el armario de Lanvin. Empecé investigando los archivos y entendí que Jeanne Lanvin (la modista que creó la marca) era básicamente lo que hoy llamaríamos una mujer con estilo de vida. Ella empezó muy pronto a incluir looks de día, de tarde, hacía ropa deportiva, muebles... Creo que es una reflexión muy válida para Lanvin hoy”, dijo Sialelli.