Después de varias semanas de recibir asistencia médica por complicaciones de salud, allegados a Sor María Rosa (93) confirmaron su fallecimiento a las 9:24 am de este viernes en la capital hondureña.
'Fueron varios días de agonía que venía pasando, los médicos nos informaron que entre 48 a 72 horas ellas nos iba a dejar y hoy terminó todo, ya se la llevó el Señor.', dijo Lourdes Rosales, una de las familiares de Sor María Rosa.
'Hemos estado con ella hasta el último momento de su vida. Será llevada a la Basílica de Suyapa y luego su sepelio será en el cementerio Jardines de Paz Suyapa', agregó.
'La pandemia nos quita una mujer extraordinaria, en paz descanse la amiga de los niños y de los necesitados, Sor María Rosa. En medio de la tristeza, también sentimos el orgullo de que Honduras haya tenido una hija excepcional como ella, cuyo ejemplo de generosidad debemos imitar', escribió en redes sociales el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández.
Mientras estuvo internada, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez y otros líderes de la Iglesia Católica en Honduras la visitaron para rogar por su recuperación, al tiempo que miles de hondureños la ponían entre sus oraciones.
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Su muerte causa mucho dolor y a la vez un infinito agradecimiento debido al inmenso legado de amor y solidaridad que dejó entre la población hondureña durante muchísimos años.
La abnegada hondureña fue diagnosticada con coronavirus el pasado 10 de julio, pero logró vencerlo. Luego de eso quedó con algunos problemas de salud agregados a su avanzada edad.
'Estoy segura que nuestro Señor está acá a mi lado, sentadito dentro de mi corazón y estoy segura Él también está al lado de todos y cada uno de ustedes', exclamó abrigada de fe en aquel momento.
Una trayectoria impecable y de mucho amor
Sor María Rosa Leggol nació en Puerto Cortés el 21 de noviembre de 1926 y a temprana edad perdió a sus padres y quedó a cargo de sus padrinos.Desde muy joven decidió ingresar en el hogar de niñas de las hermanas franciscanas en Comayagua. Recibió sus votos religiosos en 1949 cuando tenía 22 años de edad en la Congregación de las Hermanas Escolares Franciscanas de la Provincia Latinoamericana en Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos.
La experiencia de quedar huérfana a temprana edad la motivó a soñar con formar en mejores condiciones a los niños en circunstancias difíciles, abandono, orfandad, abuso y vulnerabilidad, entre otros.
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Honduras lamenta la partida física de una mujer con un ejemplo de servicio único.
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Sor María Rosa, también es popularmente llamada como la Madre Teresa de Centroamérica, es un ícono en Honduras y también reconocida afuera de nuestras fronteras por su labor en pro de la niñez por más de 70 años.
La religiosa impulsó una gran cantidad de proyectos asistenciales que hoy en día continúan sirviendo a la niñez, la juventud, la familia y comunidades, con el fin de mejorar su calidad de vida para que sean la base de una sociedad más justa.
Por esta labor humanitaria, sor María Rosa fue acreedora de varios reconocimientos a nivel nacional, como el premio a la Buena Samaritana, reconocimiento honorífico de la Universidad de Saint Francis Xavier de Antigonish Canadá, el Gobierno de Honduras emitió una estampilla postal nacional en honor a su enorme esfuerzo a favor de la niñez.
Su vida de misionera la ha colocado como la pionera en el país en desarrollar modelos de protección integral de la niñez y adolescencia, reinserción familiar y comunitaria.