Se destacó como uno de los principales futbolistas profesionales en el Club Deportivo Olimpia por más de 10 años; ahora legisla para los hondureños como representante del departamento de Atlántida por el Partido Liberal.
Él es Christian Santamaría, un parlamentario multifacético que dice que está soltero. Anhela seguir trabajando para lograr otro período más en la cámara legislativa.
Nací en la ciudad de La Ceiba el 20 de diciembre de 1972. Pero mi familia es de Tela y ahí crecí en el mejor barrio que se llama La Curva, donde está el mejor carnaval; luego me vine para Tegucigalpa adonde he vivido gran parte de mi vida.
Mi familia es bastante especial en el sentido que mis abuelos emigraron de San Pedro Sula a Tela; con el auge de las compañías bananeras mi familia se fue desarrollando. A mi abuela Isabel Ferrera le gustaba el negocio, ella se iba a Lancetilla y traía 10 pollos y luego los vendía ya pelados. Mi familia es muy tenaz.
Superfeliz; yo era de los que salía a pichetear y garrobear, a bajar los cocos de la playa, a robarme los mangos de los vecinos porque en ese tiempo no había cercas.
Hemos ido trabajando en eso. A veces cuando uno logra algunos éxitos se pierden las raíces de donde uno viene y he trabajado para mantener los pies en la tierra.
Bueno, tuve la suerte de ser hijo de una maestra, en aquella época ser maestro era una figura muy importante en los pueblos. A ella no le gustaba mucho que jugara fútbol porque un futbolista era visto como una persona sin obligaciones. Me tuve que poner a estudiar si quería jugar fútbol, y si salía aplazado me castigaban. Después le dije a mi madre que si me venía a jugar con el Club Deportivo Olimpia, ellos pagarían mis estudios universitarios, me vine y estudié Administración de Empresas, pero terminé la carrera en Costa Rica, y en 2013 egresé de la carrera de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Yo jugaba en Tela con el entrador Jesús López (QDDG) y esas reservas eran del Real España y cuando mi madre me dio permiso de jugar, el entrador pasó a dirigir las reservas del Olimpia y me llevó. Inicié como a los 18 años.
Tuve la suerte de estar en este equipo. Pero en algún momento fui aficionado a otro equipo y no era Olimpia, como mi familia es de la zona norte, yo era aficionado al Marathón. Después mis tíos jugaban en el Real España, entonces eran los dos equipos fuertes. Cuando ya llego al Olimpia veo mayor profesionalismo, atención a los jugadores, pero más exigencia.
El Olimpia siempre va a jugar partidos difíciles porque todos los equipos se preparan para jugar en contra de él.
Ahorita estoy casi desligado. Decidí dejar de jugar, pero creo que tenía potencial para dos años más. Pero no encontraba un equipo que pagara mis servicios. Jugué como 16 años, 10 años en el Olimpia y el resto fuera de Honduras.
Me veo como director deportivo, como alguien que aporte y lleve ideas porque los que jugamos profesionalmente tenemos muchos conocimientos que compartir.
Siempre me gustó. Mientras era futbolista apoyaba a una familia de amigos en Tela; manejaba un carro para llevar la gente a votar, estuve como observador. Entendí que había que tener vocación de servicio, lo que se puede hacer con la política.
Por supuesto que sí, el fútbol me abrió muchas puertas y el de la política también.
Bastante. Yo pasé de la etapa del fútbol mal pagado al bien pagado, no puede alcanzar la parte donde el fútbol es superremunerado, viví eso en otros países. Me ayudó para mejorar mi calidad de vida. En el aspecto económico y social subí un par de escalones gracias al fútbol.
(Risas), es agradable. Si uno acepta las críticas malas también hay que recibir las buenas.
Ahora estoy soltero. Recién salieron los papeles del divorcio.
Sí, tanto que muchas veces hacen que uno pierda el cortejo hacia una mujer.
Hasta hoy sigo diciendo que la mejor etapa de mi vida ha sido el fútbol; pero en la política espero estar mucho tiempo más y quiero decir en un futuro que esta (política) fue mi mejor etapa.
Sí, porque voy aprendiendo y necesito volver por lo menos un período más en el Congreso siempre que Dios me lo permita y la gente con su voto.
Sí, pero sé que puede ser mejor.
He presentado un proyecto en el que sea obligatoria la enseñanza de la Constitución dentro de la clase de Educación Cívica porque muchos estudiantes salen y no saben qué es la Constitución. También presenté otro proyecto para que dentro de la misma clase se informe sobre educación fiscal. Hemos hecho algunos trabajos en la comunidad y gestionado recursos para mejorar algunas cosas, como el de energía.
Como liberal me opongo porque el estatuto prohíbe el continuismo. La Corte lo que hizo fue despenalizar hablar de reelección, pero es un tema que no se ha manejado de la mejor manera a fin de buscar que no se crea tanta confrontación en la sociedad.
Yo decía que podía bailar. Aprendí esa disciplina con los expertos y puse interés como cuando jugaba fútbol. Practicaba seguido y puedo decir que fue una agradable experiencia.