El youtuber japonés Shin Fujiyama, quien lleva más de doce años viviendo en Honduras, llegó este domingo a la frontera entre El Salvador y Honduras en su reto de 3,000 mil kilómetros desde México.
Entre vítores de “¡sí se pudo!” y abrazos efusivos de sus seguidores, Shin Fujiyama finalmente pisó tierras hondureñas, en la frontera de El Poy, donde lo recibieron como un héroe por su proyecto de construir 1,000 escuelas bilingües en Honduras.
También lo esperaban miembros de las Fuerzas Armadas de Honduras, Policía Nacional, el Cuerpo de Bomberos y docentes, representantes de escuelas y universidades.
Carteles, rótulos y pancartas con frases alegóricas también fueron parte las muestras de cariño que las personas dieron a Shin. Tras su llegada, Shin realizó un proceso en migración y posteriormente pudo disfrutar de una deliciosa baleada.
Después de llegar a la frontera de El Poy, el influencer siguió corriendo hacia el municipio de Concepción, Ocotepeque.
Fujiyama comenzó su reto de 3,000 kilómetros para apoyar a los niños de Honduras, desde Reynosa, México hasta la ciudad de El Progreso, Yoro, donde vive desde hace más de una década.
Cómo llegó a Honduras
El filántropo llegó a Honduras por una casualidad, luego de que no pudiera cumplir un sueño de ser futbolista, en lo que se probó en varias ciudades de Brasil, cuando tenía unos 17 años.
En principio, había escogido Haití para hacer un trabajo de voluntario, lo que no se pudo concretar por la situación política y social en ese país.
Luego fue parte de un grupo de quince voluntarios de su universidad en Estados Unidos que vinieron a Honduras, de los que catorce se enfermaron y él fue el único que superó la aventura, por lo que decidió que su trabajo lo haría en el país centroamericano.
Para crear su fundación, Fujiyama sorteó muchos obstáculos, comenzando por la recaudación de fondos, lo que le llevó a trabajar haciendo labores de limpieza en su universidad, entre muchas otras.
En Honduras, Fujiyama reside en la ciudad de El Progreso, desde donde se ha venido movilizando a muchas comunidades para ayudar a familias pobres, principalmente niños.
Su trabajo, que hoy ha sido reconocido por el Parlamento hondureño ha trascendido en redes sociales, incluido un canal en Youtube.
De las 1.000 escuelas que Fujiyama se ha propuesto construir en Honduras, ya lleva más de 60.
Fujiyama ha llevado su obra social a barrios calientes de municipios del norte de Honduras marcados por la violencia, de los que se ha olvidado de lo negativo para dar a conocer «lo bueno que tienen». En esos barrios pobres, según Fujiyama, «viven los hondureños más trabajadores y tienen un gran corazón».