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Senderos que se abren por amor entre dificultades

  • 18 noviembre 2016 /

El hogar comenzó en 1984 con siete niños recogidos de las calles.

San Pedro Sula, Honduras

Cansado de andar deambulando por la vida y durmiendo bajo los puentes, el pequeño David tomó la decisión de irse de mojado para Estados Unidos sin más compañía que su sueño de salir de la miseria.

Poco le duró aquella ilusión porque al pasar por el territorio mexicano fue detenido y devuelto a su país. En el aeropuerto de San Pedro Sula lo recibió el Centro de Atención al Migrante Retornado, y como no tenía adonde ir, la institución le buscó techo y alimento en el Hogar de Niños Senderos de Amor que funciona en la colonia El Country.

Allí también encontró el cariño que nadie le había prodigado pues fue abandonado a su suerte por sus padres, no sabe cuando ni donde. Lo único que recuerda a sus 16 años es que se vio obligado a hacer “cosas malas” de las cuales ahora se arrepiente.

David es un menor que literalmente no existe, al igual que otros que han hecho de Senderos de Amor su casa, ya que no tienen ningún documento que los identifique, por eso nadie puede adoptarlos, explica la directora del centro, Giovanna de Bonilla. Además, estos menores tienen dificultades para encontrar trabajo cuando llega el momento de abandonar el centro.

Al menos 120 migrantes retornados que no tienen familiares que los acojan han encontrado refugio provisional en Senderos de Amor, una institución que actualmente sostiene con dificultades a 48 niños desamparados, 16 de los cuales enfrentan retos especiales por sus deficientes condiciones físicas y mentales.

Fundación
El hogar comenzó en 1984 con siete niños recogidos de las calles. Actualmente cuenta con área para niños con capacidades especiales, pero la misma no reúne las condiciones necesarias para darles la debida atención.

Los encargados tienen que hacer malabares con las donaciones que reciben de personas e instituciones generosas para poder cubrir los gastos que demanda el sostenimiento de un hogar que no tiene apoyo gubernamental.

Foto: La Prensa

Para ayudas se puede llamar a los teléfonos 9921 7685 y 2566 3496.

Las tres madres sustitutas que cuidan de los menores trabajan prácticamente adhonorem pues el cheque que dona una empresa de la ciudad para tal fin, no alcanza para pagarles el sueldo completo. Se irían de espalda de la emoción el día que reciban lo que realmente les corresponde, dijo la directora.

Ellas también tienen que hacer milagros para multiplicar los alimentos donados, cuando no están lidiando con los pequeños “especiales” . Uno de ellos se come hasta las plantas si se las dejan cerca.

La mayor parte de los albergados han sido rescatados de las calles por la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) que los entrega al hogar adonde también tienen el apoyo necesario para asistir a una escuela o aprender un oficio.

Con la ayuda de un padrino pueden incluso estudiar una carrera universitaria y continuar en el centro, si es que no tienen un familiar que les dé alojamiento. Actualmente hay uno que terminó su secundaria y quiere estudiar Medicina, pero no tiene padrino.

El centro carece hasta de un vehículo que serviría para trasladar a los internos a sus centros de estudio y recoger los donativos que ofrecen empresas y particulares, no obstante, su humanitaria labor no se detiene.

Foto: La Prensa

Un voluntario extranjero instruye a los niños en el manejo de las computadoras mientras que técnicos deportivos colaboran en los entrenamientos del equipo de fútbol.