07/12/2024
06:58 PM

Padre camina de Choloma a San Pedro Sula para vender agua y llevar comida a su casa

Don Reynaldo recorre a pie casi 10 kilómetros diarios para llevar el sustento a su familia.

San Pedro Sula, Cortés.

Reynaldo Pacheco (62) pareciera que aún conserva la energía y la vitalidad que tuvo hace muchos años. Durante casi los siete días de la semana camina con su carreta alrededor de 10 kilómetros (aproximadamente dos horas a pie por su edad) desde su residencia en el sector López Arellano, Choloma, hasta el centro de San Pedro Sula, ciudad industrial de Honduras.

Este Día del Padre, don Rey, como le dicen sus amigos y conocidos, tendrá solamente dos opciones, una de ellas es disfrutar junto con su hija y esposa en su humilde hogar, o transitar como siempre las dolorosas y calientes calles del centro de San Pedro Sula para llevar el alimento a su casa.

Un padre muy responsable
Gana cerca de 1,400 lempiras semanales vendiendo agua en el centro de San Pedro Sula, al norte de Honduras.
Este buen hondureño de cabello blanco con negro y de cuerpo desgastado por los años, sale de su vivienda al filo de las 7:00 am, tempranito para aprovechar que el sol no está fuerte y con la idea de llegar al centro antes de las 12 del mediodía.

'¡Agua heladita, agua heladita!', pronuncia don Rey mientras muchos ciudadanos pasan de prisa cerca de él y lo ignoran, los comerciantes solo lo observan y pareciera que lo dmiran, cómo no, es uno más de su grupo, de aquellos que trabajan muy duro para llevar el pan de cada día a su casa sin importar la edad. También hay otros que deciden comprarle una bolsa de agua que solo vale tres lempiras.

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Foto: La Prensa

Don Reynaldo es un ejemplo de sacrificio y lucha constante para sacar adelante a su familia.
Don Rey los atiende con una sonrisa mientras azota el implacable sol, recibe el dinero, luego lo introduce dentro de un saquito que carga en la cintura y los bendice, una grata manera de darles las gracias y de desearles un hasta luego.

Su esposa se llama Reina Victoria (42), antes le ayudaba a vender en las calles, pero desde que resultó enferma se ha dedicado por completo a ser ama de casa, 'ella ya no puede trabajar, solo mi hija y yo', comentó don Reynaldo.

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Brenda Saraí (20) es su hija, con grandes esfuerzos sacó su sexto grado y ciclo común mientras su padre trabajaba por parte de la Municipalidad barriendo las calles de la ciudad.

'Por los limitados recursos ya mi hija no pudo seguir estudiando. Lo que hizo fue sacar un curso de primeros auxilios y ahora trabaja en un laboratorio clínico', mencionó.

La tercera avenida, el parque central y el populoso punto de Maheco son parte de los sitios que más transita don Rey. A las 6:00 pm termina su jornada y luego regresa a su casa para descansar y ser atendido por sus dos grandes tesoros, la mujer de su vida y su hija, motivos de lucha y que lo hacen seguir de pie.

Foto: La Prensa

Así luce casi siempre don Rey, pantalón y camisa de tela, tenis, poco cabello y con su marcada barba.
'Mi Dios me da fuerzas y salud, no siento nada en mi cuerpo que me impida seguir trabajando, además, tengo que hacerlo para llevar comida a la casa. Con lo que mi hija y yo ganamos sostenemos el hogar, aunque sea como pobres, pero allí tenemos la comidita al día', pronunció.

Día del Padre en Honduras
Fue en el año 1959, en el Gobierno del presidente Ramón Villeda Morales, que se proclamó el Día del Padre mediante un acto legislativo . Desde entonces, todos los años el 19 de marzo se celebra esta fecha en nuestro país, momento que es aprovechado por cada familia para compartir un momento agradable e inolvidable.

Como ya se sabe, en este tipo de negocios no existe un salario fijo, todo depende de cómo esté el clima y el movimiento de la gente. Don Reynaldo gana entre 100 a 200 lempiras diarios producto de la venta de agua. 'Mi hija dice que ya no siga trabajando, pero le digo: ' ¿mire lo que usted gana? '. Es mejor que nos apoyemos y llevemos el alimento a la casa', agregó este honorable padre.

'De vez en cuando me doy mi descanso porque el cuerpo lo necesita, pero siento que el estar en la casa implica un día de gastos y el dinero se va rápido, además, estoy acostumbrado al trabajo', concluyó.

Tiene más de dos años de dedicarse a la venta de agua en el centro sampedrano.

Foto: La Prensa

Este humilde anciano y con principios cristianos recorre el centro sin importar la hora y de cómo esté el sol.

Foto: La Prensa

Así permanecen las manos de don Reynaldo, un hombre que ha trabajado toda su vida para poder subsistir.