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El ‘Chupacabras’ entre el mito y la realidad

  • 13 abril 2013 /

El mito resurgió cuando un nuevo ataque a un rebaño de ovejas desató el temor de los vecinos en la Villa de San Antonio en Comayagua.

“Me asomé rápido a la ventana al escuchar ruidos y vi un monstruo merodeando por la casa. Ahí estaba frente al cuarto de mi hermana, por la parte de fuera. Era como un lobo, pero feísimo, porque los lobos son preciosos. Este era de color caca y hasta la ventana llegaba el hedor que desprendía. Los ojos desorbitados y unos colmillos enormes. Cerré la ventana a pesar del calor y me acosté tiritando de miedo en la cama”.

nuevo ataque contra un rebaño de ovejas desató la preocupación y el temor de los vecinos en la Villa de San Antonio, en Comayagua. Aseguran que en esas tierras se esconde el famoso depredador.

Unos 14 animales, en su mayoría desangrados, fueron encontrados muertos en la propiedad de Daniel Escobar. El primer caso se había reportado hacía ocho días en una finca de Comayagua, donde 52 mamíferos fallecieron de mordidas en el cuello. Escobar, dueño del rebaño, dijo que más de la mitad de sus corderos fueron atacados por la criatura desconocida.

“No se sabe qué animal las atacó. Hemos tenido que sacrificar algunas porque iban a morir, pues la vena yugular les fue destrozada”, aseguró Escobar.

Un veterinario local fue consultado y afirma que el presente ataque a las ovejas no fue producido por arma de fuego. Más bien cree que fue un ataque de otra especie animal.

El veterinario dijo que vio una película con el actor Erik Estrada, Chupacabras versus El Álamo, y que basado en lo aprendido en esa cinta puede decir que los chupacabras serían criaturas muy rápidas que cazan en manada. Eso podría explicar estos extraños acontecimientos.

Casos similares se dieron en 2009 en Esparta, Atlántida. En esa ocasión, la muerte misteriosa de más de 15 ovejos alarmó a los habitantes del Valle de Leán, quienes culparon al chupacabras de la matanza.

“Creemos que los ovejos han sido atacados por ese famoso animal llamado chupacabras, ya que los ataca en la garganta y la cabeza. Se las destruye”, relató el campesino Óscar Rolando Coello, dueño de algunos de los ovejos encontrados muertos.

A muchas de las víctimas les faltaba algún órgano (oreja, lengua, nariz, rabo u órgano reproductivo), mutilado con aparente precisión. Además, los animales muertos aparecían “completamente sin sangre, como si hubiese sido extraída con una enorme jeringa”.

Cómo surgió

El nacimiento del chupacabras, al menos en su edición moderna, se remonta a marzo de 1995, cuando los vecinos de los municipios de Orocovis y Morovis en el interior de Puerto Rico descubrieron que los animales de las granjas eran atacados de forma diferente a la habitual en los animales salvajes o en el hombre.

Conejos, pollos, cabras y otros animales de granja empezaron a ser encontrados totalmente desangrados. Los cadáveres presentaban un simple y pequeño orificio, especialmente en la garganta. La plaga se extendió rápidamente por la isla. Las primeras descripciones del misterioso asesino no aparecieron hasta seis meses después de los primeros ataques.

Las descripciones lo presentaron como un horroroso animal semejante a un canguro con colmillos y con ojos rojos y abombados. Sus bocetos corrieron por toda la isla. Por gracia del ufólogo Jorge Martín, en Internet, la imagen se extendió al resto de la civilización.

No pueden hallarlo

Así quedó sembrado el terror en las zonas rurales. En algunos lugares, los pobladores organizaron expediciones para capturar a la temible alimaña, pero sin ningún resultado.

Sectores políticos le reclamaron una investigación oficial a un Gobierno que ignoraba los dantescos hechos. Algunos científicos han señalado que los responsables de las muertes debían ser monos, perros u otro animal exótico que habita libremente en el monte. Las necropsias no establecieron un patrón único de muerte: traumas en el cuerpo, infecciones bacteriales y pérdida de sangre.

Hasta el momento no hay una prueba que justifique la veracidad de cualquiera de estas historias que alimentan nuestra cultura, pero mientras la gente siga tejiéndolas, el chupacabras continuará rondando las campiñas hondureñas.