Al salir del país, el pequeño Ronald Leonel González albergaba en su corazón unas ganas inmensas de vivir.
Un centenar de vendas lo cubría casi por completo, pero en su
rostro llevaba una tierna sonrisa que nunca dejó de mostrar.
Su amor por la vida era más que evidente. El pequeño de seis años había luchado por más de cinco meses con las llagas que le cubrían el 80 por ciento de su cuerpo, quemaduras de tercer grado que consumían poco a poco su salud.
El 23 de junio del año pasado, Ronald salió hacia el centro hospitalario Shiners Hospital for Children de Cincinnati, gracias a la colaboración de miles de personas.
Junto a él viajaron dos menores víctimas del fuego: Lesman Flores, 9, quien también sufrió quemaduras de tercer grado al incendiarse la cohetería donde trabajaba con su padre, y Catherine Michelle González, 11 meses.
El cuerpo de Ronald presentaba quemaduras de tercer grado.
Según Ruth Samayoa, miembro de la fundación Ruth Paz, el menor recibió varios injertos de piel cultivada a base de células, con la finalidad de cubrirle sus venas y arterias que habían quedado expuestas al sufrir las lesiones.
La recuperación de Ronald había sido programada para seis meses; sin embargo, tuvo que ser extendida por un año, porque sus lesiones eran severas.
Durante este tiempo, el infante ha convivido con una familia sustituta que le ha ayudado en su recuperación.