Los sueños de continuar una carrera técnica quedan truncados para los alumnos del instituto Adelayda Villanueva de Potrerillos, porque después de su ciclo común no tienen más opción que el bachillerato en Computación.
Este es único instituto oficial del municipio y los estudiantes no tienen alternativas de estudio, por lo que piden a las autoridades de la Secretaría de Educación la aprobación de carreras técnicas.
La matrícula supera los 700 alumnos, quienes residen en diferentes sectores de Potrerillos y municipios aledaños como Santa Cruz de Yojoa, Villanueva, Pimienta y San Manuel.
Los estudiantes se quejan porque la mayoría de alumnos llega de zonas lejanas y proviene de familias de escasos recursos económicos pero no reciben el bono educativo de transporte, por lo que algunos jóvenes tienen que caminar por horas para poder recibir el pan del saber.
Los maestros también lamentan no recibir los fondos de la matrícula gratis, lo que impide la ejecución de varios proyectos que sean de beneficio para los alumnos.
Con gestiones de algunos padres de familias se hacen algunas mejoras, pero no son suficientes para suplir las demandas del centro educativo.
El alumno Moisés Murillo dijo que ya tiene el conocimiento básico en el área de estructuras metálicas, pero anhela una carrera técnica para obtener mayor experiencia.
“No aspiro tanto a una carrera universitaria, me gusta el trabajo y con una carrera técnica sé que podré tener mi propio negocio”, agregó el estudiante.
En el aprendizaje de oficios como soldadura y electricidad, las mujeres prestan mayor desempeño y esperan que algún día se puedan capacitar en estas áreas.
Adela Flores, secretaria del instituto, aseguró que tienen muchas necesidades, pero entre las mayores prioridades están la biblioteca pública y la culminación del cerco perimetral.
“Desde hace dos años nos prometieron el equipamiento de la biblioteca, pero aún estamos a la espera”.
Para mejorar la educación en el instituto, desde el primero de ciclo común imparten clases técnicas como costura, sastrería, electricidad, mecánica y nutrición.
“Como el colegio ya tiene muchos años de funcionamiento tenemos varias máquinas de coser que están malas y la misma Secretaría de Educación no permite vender todas esas estructuras inservibles para comprar equipo nuevo ya que la falta de suficiente logística hace que hasta tres alumnos trabajen con una sola máquina”, explicó Flores.
En el área de estructuras metálicas, pese a las limitaciones de equipo, los alumnos reparan el mobiliario que está en mal estado y a la vez elaboran portones, balcones y otras estructuras que al ser comercializadas sirve para autosotenimiento de los mismos talleres.
En la clase de costura las alumnas aprenden a confeccionar sus propias gabachas y muchas de las egresadas salen capacitadas para laborar en maquilas.
Uno de los propósitos de las clases técnicas es que los estudiantes tengan aspiraciones para formar sus propias microempresas, pero necesitan que se aprueben nuevas carreras que les permitan mayor especialización.
Para capacitar a los alumnos en otras áreas tienen un taller de sastrería donde confeccionan gorras, mochilas y otro tipo de productos.
