Tegucigalpa, Honduras.
Un mar de miles de niñas y niños sacaron ayer sus pequeños trajes y mejores galas desde las 8:00 am para bañar de azul y blanco seis corredores de la capital de Honduras.
Con su impecable uniforme de camisa blanca y pantalón cuadriculado, contrastado con unas hombreras rojas, y desde su silla de ruedas, Edwin Maldonado saludaba al público mientras enarbolaba atrás la paloma de la paz.
A pesar de sus cinco años y de las dificultades de movilidad, el fervor patrio no menguaba en la marcha en la Calle Real representando al jardín de niños Baluarte de la Verdad.
Este tipo de escenas singulares acapararon ayer las miradas durante los desfiles de educación prebásica en honor al 193 aniversario de la Independencia de Honduras.
Los escolares aprovecharon para enarbolar mensajes ecológicos, pacíficos y folklóricos al son de los ritmos marciales, adornado con el baile de palillonas y pomponeras.
Despliegue de civismo
La inocencia y el carácter risueño de los pequeños conquistó nuevamente al público.
Los aplausos y risas se escucharon en cada extremo de la ciudad con la participación de un centenar de jardines de niños.
La fiebre cívica invadió el bulevar Comunidad Económica Europea con la muestra patriótica de los jardines de los distritos 4 y 13. Los escolares del sector sur destacaron con su formalismo y protocolo serio, acompañado de sus cuadros de honor, palillonas, pomponeras y cadetes.
Las honras a la Patria en La Kennedy correspondieron a los distritos 1, 5 y 10, quienes abanderaron mensajes ecológicos, con pancartas, carrozas y trajes de reciclaje.
Las niñas y niños del distrito 8 exaltaron la grandeza de Honduras en el bulevar Fuerzas Armadas, desde El Carrizal hasta la colonia Centroamérica Oeste.
En tanto, los paladines de Latinoamérica también se sumaron a la fiesta hondureña con el recorrido lleno de ritmo y solemnidad marcial del distrito 11 en el bulevar Los Próceres.
El bulevar del Norte quedó con las huellas cívicas de los infantes del distrito 7 en su misión de atender el llamado de la patria.
Uno de las marchas más emblemáticas se concentró en la Calle Real, desde El Obelisco hasta el parque Central, con la participación de los distritos 6, 9, 14 y 15.
Además de la gracia de las niñas, así como la elegancia de los pelotones, el desfile promovió la participación de niños discapacitados y un redescubrimiento de las raíces catrachas.
Ese es el caso del kínder Santísima Trinidad, con su cuadro de infantes especiales que interpretaban, al ritmo de música ancestral, la danza maya Rosalía.