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Pepe Lobo recibe el tercer golpe

  • 28 febrero 2018 /

En 2015, agentes de la DEA capturaron a Fabio Lobo por tráfico de drogas. En febrero, Cristian Lobo murió por intoxicación alcohólica. Ayer llevaron a la cárcel a Rosa Elena.

Tegucigalpa, Honduras.

Porfirio Lobo Sosa, el hombre del “puño fuerte” y la “cero tolerancia”, ascendió al poder en 2010 prometiendo que acabaría con la corrupción sin imaginar que, en menos de una década, uno de sus hijos caería en una prisión de Estados Unidos por narcotráfico y su querida Rosita en una cárcel por corrupción.

Con anticipación y de manera calculada, Pepe preparó el camino para convertirse en presidente de Honduras: se perfiló como el líder más importante del Partido Nacional, ocupó la presidencia del Congreso Nacional y se postuló como candidato en las elecciones generales de 2003.

Pepe perdió contra Manuel Zelaya Rosales y en el primer intento no logró alcanzar el sueño; sin embargo, jamás renunció a la lucha. Volvió a la competencia política y en 2009 le ganó al liberal Elvin Santos. Irónicamente Pepe, quien prometió combatir a los corruptos, alojó en su administración a funcionarios como Mario Zelaya, exdirector del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), que causaron el latrocinio más grande registrado hasta ahora en Honduras.

Fabio Lobo se encuentra recluido en el Instituto Correccional Federal Coleman, en Florida, Estados Unidos, por traficar cocaína con los Cachiros. Fue sentenciado a 24 años de prisión.
Mientras funcionarios, como Zelaya sustraían recursos del Estado, Fabio Lobo, el hijo de Pepe, se reunía con narcotraficantes para negociar contratos a cambio de sobornos, y establecía acuerdos para facilitarles el transporte de cocaína por el territorio hondureño.

Al mismo tiempo, Rosa Elena Bonilla Ávila, esposa de Pepe, según investigaciones del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) y el Ministerio Público, desviaba dinero de la cuenta del Despacho de la Primera Dama a su cuenta bancaria personal.

En mayo de 2015, cuando Pepe ya estaba fuera del poder, recibió el primer golpe: agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA) capturaron en Haití a Fabio Lobo en una trampa tendida por uno de los capos con los cuales él hacía negocios: Devis Leonel Rivera Maradiaga, miembro del cartel de los Cachiros.

En septiembre del año pasado, un juzgado del Distrito Sur de Nueva York condenó a Fabio Lobo a 24 años de cárcel por traficar drogas con los Cachiros, un cartel que tenía vínculos con el Chapo Guzmán. La captura y condena de Fabio también socavó la imagen del expresidente Lobo porque, de acuerdo con los testimonios de los Cachiros, él tenía conocimiento de las actividades delictivas de su hijo. Lobo Sosa, con 71 años de edad, experimentó un segundo golpe en febrero de 2018 cuando su hijo Cristian Javier Bulnes murió por intoxicación alcohólica en la comunidad de La Empalizada, Juticalpa, Olancho.

Ayer, Pepe, devastado por las acciones de sus hijos mayores, miró cuando autoridades policiales capturaban a su mujer, Rosa Elena, y más tarde la trasladaban al presidio.

En 2014, autoridades capturaron a Cristian Javier Bulnes, llamado también Javier Lobo, por maltratar a su novia. En febrero murió por intoxicación alcohólica.