Tegucigalpa, Honduras.
Los Juzgados de Privación de Bienes de Origen Ilícito resolvieron ayer pasar al Estado todos los bienes del narcotraficante hondureño Carlos Negro Lobo, extraditado y encarcelado en Estados Unidos, adonde admitió sus actividades con el crimen organizado.
Ayer por la tarde, el juez especial comunicó su resolución al Ministerio Público y a Raúl Suazo, apoderado legal de Lobo. Entre los bienes incautados al traficante de drogas se encuentran 17 barcos, tres lanchas, 43 propiedades en San Pedro Sula, La Ceiba y Roatán, cuatro empresas mercantiles y 49 cuentas bancarias equivalentes a 142 mil dólares y diez millones de lempiras.
Se conoció que los bienes estaban registrados a nombre de parientes, socios y madres de los hijos de Carlos Lobo.
En la resolución también se devolvió una residencia de la cual la Fiscalía no logró acreditar que su dueño era socio del narcotraficante.
Según autoridades, durante el proceso judicial la parte defensora del Negro Lobo no logró justificar un excedente de 60 millones de lempiras invertidos en bienes. Además, no pudieron explicar los gastos operativos y de administración de cada una de las empresas de las que tampoco se llevaba una contabilidad.
Finanzas desordenadas
Carlos Lobo invertía todo el dinero de sus negocios en barcos y propiedades; pero no llevaba un control de sus ingresos y egresos.
Según fuentes, Negro Lobo llevaba el dinero a su administrador y le decía: “mirá adónde invertís eso”, y cuando le preguntaba de qué era ese dinero solo le respondía que no sabía, por lo que no se podía registrar en los libros contables sin saber su origen.
Uno de los empleados de Lobo dijo que su exjefe lograba ingresos monetarios por “otros negocios que tenía”, sin entrar en explicaciones.
Fuentes revelaron que las empresas de Lobo en la mayoría de veces reportaban pérdidas para evitar pagar impuestos a la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI).
Según la fuente, entre los gastos operacionales tendrían que estar el mantenimiento de cada uno de los barcos, equivalente a cerca de medio millón de lempiras. Además de la alimentación y el pago de salarios de los marineros y demás trabajadores.
El Negro Lobo fue capturado el 26 de marzo en la ciudad de La Ceiba y extraditado un mes después a Estados Unidos.
Los Juzgados de Privación de Bienes de Origen Ilícito resolvieron ayer pasar al Estado todos los bienes del narcotraficante hondureño Carlos Negro Lobo, extraditado y encarcelado en Estados Unidos, adonde admitió sus actividades con el crimen organizado.
Ayer por la tarde, el juez especial comunicó su resolución al Ministerio Público y a Raúl Suazo, apoderado legal de Lobo. Entre los bienes incautados al traficante de drogas se encuentran 17 barcos, tres lanchas, 43 propiedades en San Pedro Sula, La Ceiba y Roatán, cuatro empresas mercantiles y 49 cuentas bancarias equivalentes a 142 mil dólares y diez millones de lempiras.
Se conoció que los bienes estaban registrados a nombre de parientes, socios y madres de los hijos de Carlos Lobo.
En la resolución también se devolvió una residencia de la cual la Fiscalía no logró acreditar que su dueño era socio del narcotraficante.
Según autoridades, durante el proceso judicial la parte defensora del Negro Lobo no logró justificar un excedente de 60 millones de lempiras invertidos en bienes. Además, no pudieron explicar los gastos operativos y de administración de cada una de las empresas de las que tampoco se llevaba una contabilidad.
Finanzas desordenadas
Carlos Lobo invertía todo el dinero de sus negocios en barcos y propiedades; pero no llevaba un control de sus ingresos y egresos.
Según fuentes, Negro Lobo llevaba el dinero a su administrador y le decía: “mirá adónde invertís eso”, y cuando le preguntaba de qué era ese dinero solo le respondía que no sabía, por lo que no se podía registrar en los libros contables sin saber su origen.
Uno de los empleados de Lobo dijo que su exjefe lograba ingresos monetarios por “otros negocios que tenía”, sin entrar en explicaciones.
Fuentes revelaron que las empresas de Lobo en la mayoría de veces reportaban pérdidas para evitar pagar impuestos a la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI).
Según la fuente, entre los gastos operacionales tendrían que estar el mantenimiento de cada uno de los barcos, equivalente a cerca de medio millón de lempiras. Además de la alimentación y el pago de salarios de los marineros y demás trabajadores.
El Negro Lobo fue capturado el 26 de marzo en la ciudad de La Ceiba y extraditado un mes después a Estados Unidos.