Tegucigalpa, Honduras.
La aeronave Gulfstream G200, con matrícula estadounidense N813WM, despegó a las 9:31 am del aeropuerto Bergstrom de Austin, Texas, y traía como destino el aeropuerto Toncontín en Tegucigalpa. El aterrizaje estaba previsto para las 11:17 am y conforme al descenso todo indicaba que el vuelo aterrizaría a la hora prevista.
El avión tocó suelo, pero una falla que está por determinarse provocó que el jet se saliera de la pista dos del aeropuerto. En segundos, el avión descendió por una pendiente y cayó por la vía rápida Ricardo Álvarez, exactamente en la calle que conecta con El Pedregal.
Producto del impacto, el fuselaje se rompió en dos, casi inmediatamente adelante del ala.
Los empleados de Camosa actuaron de inmediato y de manera simultánea los elementos de la unidad del Cuerpo de Bomberos se sumaron al rescate de los pasajeros junto con elementos de la Policía Nacional.
“Los Bomberos y la Policía llegaron de inmediato al lugar, eso fue bueno. Ellos ayudaron rápido a las personas que venían en el avión”, explicó Luis Flores, un capitalino que a esa hora transitaba por el lugar del accidente.
El empresario Pedro Atala, de Camosa y varios de sus empleados ayudaron a rescatar a los pasajeros del jet accidentado.
El rescate
La actuación de los cuerpos de socorro fue inmediata, pero fueron claves las personas que trabajan en lugares cercanos al siniestro y que ya tienen experiencia en ese tipo de acontecimientos.
Lo urgente era conocer el estado de salud de los tripulantes y pasajeros.
Abundaron las manos para ayudar a los lesionados, siete en total: dos miembros de la tripulación y cinco pasajeros.
Después de romper la puerta para ingresar a la aeronave sacaron a las personas que venían en el avión.
El empresario Pedro Atala, uno de los que acudió de inmediato a la escena del accidente, expresó que atendió a cinco hombres y una mujer que salieron “prácticamente ilesos”. “Solo una de las personas resultó con una lesión en la espalda y los demás salieron caminando, pero en shock”, afirmó el empresario, que ya ha vivido en tres ocasiones la experiencia de prestar ayuda después de un despiste en la terminal aérea capitalina.
Los restos de la aeronave serán analizados por investigadores expertos.
Iban a bordo de la aeronave Alex Castellane Murta, de 28 años de edad, que presenta un golpe en la espalda y era el copiloto; John Blair Powell, de 50 años; Nicole Renae Swies, de 40 años; Robert Kasenter, de 71 años, y Joseph Louis Rotunda, de 71 años, todos de Estados Unidos, y el venezolano Joahn Joseph Page Salcedo, de 29 años, quien pilotaba el avión.
A cinco de las personas lesionadas las trasladaron en una ambulancia del 911 a la sala de emergencias del Hospital Escuela y minutos más tarde al Hospital Medical Center, mientras que a otra de las víctimas la llevaron al Hospital Militar en un helicóptero de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH).
Apagaron el fuego
La pronta respuesta que dieron los Bomberos y agentes de la Policía Nacional evitaron una tragedia mayor.
Ellos apagaron las primeras llamas del avión accidentado.
También fueron apoyados por un equipo de Interairpoits que llegó para cubrir con espuma blanca la aeronave.
Una vez controlada la situación, los Bomberos procedieron a extraer el queroseno del avión para evitar una posible explosión.
Los bomberos dispersaron espuma sobre el área donde había combustible derramado.
Debido a la velocidad en la que circulaba, la aeronave rompió los cables del tendido eléctrico y una de las alas impactó con un poste del alumbrado público.
Personas que trabajaban en el puente de la vía rápida escucharon el fuerte impacto y comentaron que observaron que de las llantas del tren de aterrizaje salía humo y de inmediato se empezó a derramar el combustible del avión.
Casi de inmediato, las seis personas fueron sacadas del avión.
El trabajo fue arduo, la limpieza de toda la zona fue un trabajo que les llevó varias horas, por la calle había combustible y para evitar el riesgo era necesario dejar la zona sin residuos de combustión.
Expertos en investigación de accidentes de aviación extrajeron la caja negra del jet. Esta es una pieza clave para esclarecer las causas del accidente.
Casi a las 4:00 pm llegaron a la zona del accidente varias grúas para remolcar los restos de la aeronave y habilitar el paso por la zona, que desde el mediodía permanecía inhabilitada. La actividad en el aeropuerto se suspendió tras el siniestro y ya en la tarde se reanudó.
La investigación
El aterrizaje a mitad de la pista en el Aeropuerto Internacional de Toncontín es un aspecto que los expertos evaluarán para determinar las causas del accidente.
Las versiones que ayer se manejaban es que el piloto hacía su primer aterrizaje en la pista del aeropuerto. Personal de Aeronáutica informó que el piloto hizo un buen descenso, llegó a la pista, pero sí observaron que el impacto de las llantas, sobre todo las traseras, se hizo fuera de la zona marcada.
En un video del momento del aterrizaje se ve que la nave toca suelo a mitad de la pista. “La pista al piloto se le hizo corta. Una de las cosas que hubiera realizado el piloto era volver a levantar el avión y hacer de nuevo el proceso de aterrizaje, una, dos o seis veces más, hasta estar seguro de que caía en la zona que le permitía tener pista”, expresó uno de los técnicos de Aeronáutica.
La aeronave Gulfstream G200, con matrícula estadounidense N813WM, despegó a las 9:31 am del aeropuerto Bergstrom de Austin, Texas, y traía como destino el aeropuerto Toncontín en Tegucigalpa. El aterrizaje estaba previsto para las 11:17 am y conforme al descenso todo indicaba que el vuelo aterrizaría a la hora prevista.
El avión tocó suelo, pero una falla que está por determinarse provocó que el jet se saliera de la pista dos del aeropuerto. En segundos, el avión descendió por una pendiente y cayó por la vía rápida Ricardo Álvarez, exactamente en la calle que conecta con El Pedregal.
Producto del impacto, el fuselaje se rompió en dos, casi inmediatamente adelante del ala.
Los empleados de Camosa actuaron de inmediato y de manera simultánea los elementos de la unidad del Cuerpo de Bomberos se sumaron al rescate de los pasajeros junto con elementos de la Policía Nacional.
“Los Bomberos y la Policía llegaron de inmediato al lugar, eso fue bueno. Ellos ayudaron rápido a las personas que venían en el avión”, explicó Luis Flores, un capitalino que a esa hora transitaba por el lugar del accidente.
El rescate
La actuación de los cuerpos de socorro fue inmediata, pero fueron claves las personas que trabajan en lugares cercanos al siniestro y que ya tienen experiencia en ese tipo de acontecimientos.
Lo urgente era conocer el estado de salud de los tripulantes y pasajeros.
Abundaron las manos para ayudar a los lesionados, siete en total: dos miembros de la tripulación y cinco pasajeros.
Después de romper la puerta para ingresar a la aeronave sacaron a las personas que venían en el avión.
El empresario Pedro Atala, uno de los que acudió de inmediato a la escena del accidente, expresó que atendió a cinco hombres y una mujer que salieron “prácticamente ilesos”. “Solo una de las personas resultó con una lesión en la espalda y los demás salieron caminando, pero en shock”, afirmó el empresario, que ya ha vivido en tres ocasiones la experiencia de prestar ayuda después de un despiste en la terminal aérea capitalina.
Iban a bordo de la aeronave Alex Castellane Murta, de 28 años de edad, que presenta un golpe en la espalda y era el copiloto; John Blair Powell, de 50 años; Nicole Renae Swies, de 40 años; Robert Kasenter, de 71 años, y Joseph Louis Rotunda, de 71 años, todos de Estados Unidos, y el venezolano Joahn Joseph Page Salcedo, de 29 años, quien pilotaba el avión.
A cinco de las personas lesionadas las trasladaron en una ambulancia del 911 a la sala de emergencias del Hospital Escuela y minutos más tarde al Hospital Medical Center, mientras que a otra de las víctimas la llevaron al Hospital Militar en un helicóptero de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH).
Apagaron el fuego
La pronta respuesta que dieron los Bomberos y agentes de la Policía Nacional evitaron una tragedia mayor.
Ellos apagaron las primeras llamas del avión accidentado.
También fueron apoyados por un equipo de Interairpoits que llegó para cubrir con espuma blanca la aeronave.
Una vez controlada la situación, los Bomberos procedieron a extraer el queroseno del avión para evitar una posible explosión.
Debido a la velocidad en la que circulaba, la aeronave rompió los cables del tendido eléctrico y una de las alas impactó con un poste del alumbrado público.
Personas que trabajaban en el puente de la vía rápida escucharon el fuerte impacto y comentaron que observaron que de las llantas del tren de aterrizaje salía humo y de inmediato se empezó a derramar el combustible del avión.
Casi de inmediato, las seis personas fueron sacadas del avión.
El trabajo fue arduo, la limpieza de toda la zona fue un trabajo que les llevó varias horas, por la calle había combustible y para evitar el riesgo era necesario dejar la zona sin residuos de combustión.
Expertos en investigación de accidentes de aviación extrajeron la caja negra del jet. Esta es una pieza clave para esclarecer las causas del accidente.
Casi a las 4:00 pm llegaron a la zona del accidente varias grúas para remolcar los restos de la aeronave y habilitar el paso por la zona, que desde el mediodía permanecía inhabilitada. La actividad en el aeropuerto se suspendió tras el siniestro y ya en la tarde se reanudó.
La investigación
El aterrizaje a mitad de la pista en el Aeropuerto Internacional de Toncontín es un aspecto que los expertos evaluarán para determinar las causas del accidente.
Las versiones que ayer se manejaban es que el piloto hacía su primer aterrizaje en la pista del aeropuerto. Personal de Aeronáutica informó que el piloto hizo un buen descenso, llegó a la pista, pero sí observaron que el impacto de las llantas, sobre todo las traseras, se hizo fuera de la zona marcada.
En un video del momento del aterrizaje se ve que la nave toca suelo a mitad de la pista. “La pista al piloto se le hizo corta. Una de las cosas que hubiera realizado el piloto era volver a levantar el avión y hacer de nuevo el proceso de aterrizaje, una, dos o seis veces más, hasta estar seguro de que caía en la zona que le permitía tener pista”, expresó uno de los técnicos de Aeronáutica.
