El Gobierno informó ayer que se mantiene atento a la evolución de los casos de otros cuatro hondureños condenados a la pena de muerte en Estados Unidos.
El director de Asuntos Consulares, Ramón Valladares Reina, dijo que ningún catracho figura en la lista de los presos condenados a morir este año.
El interés de Honduras por la suerte de los condenados se da a conocer luego que el pasado 7 de agosto fue ejecutado en el penal de Huntsville, Texas, el hondureño Heliberto Chi.
A Chi se le culpó de haber matado a un hombre para el que trabajó en una tienda.
Cumplía condena desde marzo de 2001 por el asesinato de Armand Paliotta en Arlington, Texas, pero su ejecución se pospuso para el 2 de octubre de 2007 a raíz de una resolución de la Suprema Corte de Estados Unidos mientras se decidía la constitucionalidad de la inyección letal.
El Gobierno de Honduras intercedió por Chi ante las autoridades norteamericanas, pero su petición, lo mismo que otras de países amigos y organismos de derechos humanos, no fueron escuchadas.
Otros cuatro hondureños
'Ello no quiere decir que debamos confiarnos, instruimos al defensor contratado en un inicio para defender a Chi para que revise también los expedientes de dos hondureños', destacó Valladares Reina.
Agregó que éstos permanecen en el mismo penal de Huntsville donde estaba recluido Chi.
Precisó que los hondureños Carlos Ayestas y Rafael Cubas fueron condenados a muerte, pero todavía no les ha sido fijada una fecha para la ejecución.
Añadió que en situación similar se encuentran Edgardo Sánchez y Johnny Morales, quienes permanecen recluidos en la prisión de San Quintín, en California.
Los cuatro condenados a muerte enfrentan juicios por asesinato en primer grado, pero todavía no se les ha fijado la fecha para recibir la inyección letal, recalcó Reina.
Además de Chi, otro hondureño, Roberto Villafuerte, fue ejecutado en Estados Unidos mediante inyección letal.
Texas es el estado en el cual se han llevado a cabo más ejecuciones desde 1976, con 410, seguido por Virginia, con 102, y Oklahoma, con 87.
Castigo para crímenes
En muchos países donde aún se aplica la pena de muerte se la reserva como castigo para crímenes de asesinato, espionaje, traición o como parte del derecho militar.
En algunas naciones se aplica también para castigar delitos sexuales, siendo considerados como tales el adulterio o la sodomía.
También se castiga con pena de muerte la apostasía, la renuncia formal a la propia religión.
En muchas naciones retencionistas, es decir, países que aún aplican la pena de muerte, el narcotráfico es también susceptible de ser castigado con la pena de muerte.
Tráfico de personas
En China, el tráfico de personas y los casos graves de corrupción política son castigados con la pena máxima.
En varias naciones se utiliza por motivos políticos, con la máxima difusión posible, como escarmiento de masas. En 2007, en Corea del Norte el director de una empresa fue ejecutado públicamente en un estadio deportivo, ante 150,000 personas, como castigo por haber realizado llamadas telefónicas al extranjero.