En condiciones precarias reciben clases los alumnos de la escuela Proheco Rosario Reyes, de la colonia Gran Bretaña en la aldea La Coroza, de Villanueva.
Con ayuda de padres de familia han construido galeras para que los menores no reciban el pan del saber bajo el sol o la lluvia.
A pesar de los proyectos educativos que se realizan en la ciudad que endulza a Honduras, hay comunidades que necesitan apoyo para que los niños reciban clases de forma digna.
Evelyn Rivera, maestra de tercer grado de la escuela, dijo que en la escuela funcionan dos jornadas con una matrícula de más de 110 alumnos. “Es lamentable que en todo el año las autoridades no se hayan preocupado por mejorar la situación en la que los niños reciben las clases”, añadió.
Los maestros han logrado conseguir algunos pupitres, pero el 90% del mobiliario está en pésimas condiciones. La mayor parte de los alumnos construyó su propio pupitre con pedazos de madera vieja.
“Por las últimas lluvias, hemos ubicado a los niños en la galera de una iglesia, porque el lugar donde estábamos ya está a punto de caerse y tememos que llegue a ocurrir algún accidente con los niños”, dijo Rivera.
La maestra espera que las autoridades pongan mayor interés en la educación de las aldeas; “es aquí donde los niños tienen mayor necesidad y no podemos contar con la colaboración de los padres de familia porque son de escasos recursos”.
Belkis Peraza, maestra de cuarto y quinto grado, explicó que “con la ayuda de mis alumnos hemos tratado de mejorar las aulas, consiguiendo plásticos para que cuando llueva el agua no se filtre por el techo que elaboramos de palmeras secas”.
Otro de los problemas que tienen en la escuela Rosario Reyes es la falta de pago. A los cinco maestros les adeudan desde febrero que iniciaron las clases; los docentes aseguran que si no fuera por “el amor que les tienen a los niños ya hubieran abandonado la escuela”.
Para impartir las clases, los maestros deben costear los gastos de material didáctico porque no reciben ningún apoyo de las autoridades municipales ni de la Secretaría de Educación.
Afectados
A pesar de las condiciones en las que los niños están recibiendo las clases, no pierden su alegría e interés al recibir su educación.
La alumna del quinto grado, Bárbara Rubenia García, expresó: “quisiéramos tener una buena escuela, pero de todos modos estamos agradecidos porque existen otros niños que no tienen la oportunidad de asistir a un centro educativo”.
Agregó que se han visto obligados a construir sus bancas porque los pupitres que les donaron eran muy pocos y no ajustaron para todos los alumnos.
Jenifer Reyes, alumna del quinto grado, dijo que anhela que su escuela fuera “como las que se ven en televisión, donde los niños tienen sus aulas y un lugar donde salir a recreo”.