Cuando el pequeño José Mario Erazo entró a una escuela de estimulación temprana de San Pedro Sula, ya conocía todo el alfabeto en inglés, español y alemán. Acaba de cumplir los tres años y ya se sabe las capitales de casi todo el mundo y lee sin mayor dificultad La Biblia.
Su madre Bertha Alvarado, una ingeniera industrial, comenzó enseñándole el abecedario con figuras llamativas, pero él no solo se aprendió las letras sino que hacía con sus labios el sonido de las consonantes.
Al año y medio ya se sabía nombres y números, a los dos años José Mario ya contaba hasta 50 en inglés y en español.
Como muchos de los niños de su edad es inquieto y juguetón, pero ha desarrollado muchas habilidades en forma prematura que lo hacen diferente de los demás.
No vacila en responder ante las preguntas de geometría elemental que le hace su maestra Fátima López poniendo de manifiesto su condición de niño prodigio.
Sus maestros han sugerido a sus padres que le hagan un examen para medir su coeficiente intelectual en vista que el próximo año comenzará su educación preescolar |
No le gusta que lo pongan a leer solo para que demuestre lo que sabe. Prefiere leerle un cuento a su hermanito de seis meses fuera de la vista de los curiosos.
La madre dice que desde que estaba en su vientre le ponía música de Mozart y de otros clásicos o le leía cuentos. Lo mismo hace cuando lo baña o le da sus alimentos.
Hay que verlo sentado frente a la computadora transcribiendo textos de algún libro para darse uno cuenta que se trata de un niño excepcional.
Aún no le han hecho un examen para medir su coeficiente intelectual, pero un médico que le hizo un reconocimiento de rutina dijo que tiene “una personalidad madura”, comentó su madre.
Talvez eso se debe a que su madre no le habla como si fuera un chiquito sino con un vocabulario normal, aunque parezca que no lo entiende.
Además, “no lo engaño cuando lo llevo donde el doctor, si no que le digo que lo van a examinar y él lo entiende”.
Su abuelo se quedó asombrado cierta vez cuando le mostró al pequeño un instrumento óptico explicándole que se trataba de un telescopio. El niño inmediatamente lo corrigió diciendo: “eso es un catalejo”. Había visto el aparato en uno de esos programas instructivos que suele ver en la televisión.
Aunque todos los niños son sobresalientes en la escuela de José Mario, hasta el momento no ha habido uno con las características del niño, hijo de Bertha Alvarado y de Mario Alberto Erazo, quien también es ingeniero industrial, pero por la forma en que están criando al niño se diría que son pedagogos.