También son amenaza la caza y el tráfico de muchas especies de animales para el mercado de mascotas exóticas.
Pero la última amenaza que se ha sumado es el narcotráfico. Cargamentos de cocaína llegan por aire y agua a esta zona, contaminando a muchos aldeanos que trabajan para los carteles que usan La Mosquitia para el trasiego de droga hacia Estados Unidos.
La falta de conciencia y de políticas ambientales rigurosas han contribuido al continuo deterioro de este tesoro natural de Honduras y de América.
Un equipo periodístico de LA PRENSA sobrevoló el área gracias al apoyo de las Fuerzas Armadas, pero también penetró en carro y a pie durante siete días para poder mostrar, en una serie de investigación, los daños reales de la Biosfera. ésta es la primera de cinco entregas.
Pistas clandestinas construidas en medio de la exuberante vegetación, tala ilegal e indiscriminada del bosque, inmigración de tierra adentro y, sobre todo, la indiferencia de las autoridades ambientales son las plagas que tienen sometida a una lenta agonía a la Biosfera del Río Plátano.
Esta reserva fue declarada en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura, Unesco, y participó en 2008 en el concurso las Siete Maravillas Naturales del Mundo.
Precisamente la Unesco después de una exhaustiva inspección en febrero señaló que la biosfera se encontraba en peligro y que si no se hacía nada por preservar el tesoro natural corría el riesgo de perder el título de Patrimonio de la Humanidad.
“Hay una capacidad limitada para frenar las actividades del narcotráfico, por lo que pedimos al Gobierno un mayor esfuerzo en el combate de ese ilícito”, establece en una de sus recomendaciones el informe de la Unesco.
A raíz de esta solicitud, el Gobierno emitirá un decreto presidencial para ejecutar acciones especiales, inmediatas y permanentes con el fin de frenar esta problemática, incorporando a los diferentes actores institucionales para fortalecer el trabajo de protección en la reserva.
Descombros
Un equipo de periodistas de LA PRENSA se internó en el Río Plátano por aire, tierra y agua para conocer el estado de uno de los principales pulmones del planeta.
La observación durante el recorrido de siete días y las charlas con autoridades y pobladores de la biosfera no dejan ninguna duda: los narcos, poco a poco, penetran más y más en el “Amazonas hondureño”.
Decenas de hectáreas de bosques han sido destruidas para construir narcopistas y senderos por donde circulan los carros en las zonas de amortiguamiento, cultural o núcleo de la biosfera.
La mayoría de veces los militares diseminados por el lugar no detectan la presencia de los narcos que aprovechándose de la espesa vegetación cargan y descargan miles de kilos de cocaína en el lugar.
Los pobladores sí son testigos de las actividades de los traficantes, pero callan debido a dos factores: temor a perder la vida por “soplones” o porque ellos ya son parte de la red de trasiego de droga en el sector.
“Ya estamos familiarizados con el movimiento de la cocaína. En varios lugares de la biosfera se realiza esta actividad. Para nosotros es normal ver la llegada de avionetas, lanchas o helicópteros transportando droga.
Por la laguna de Ibans es común, incluso a plena luz del día, ver las lanchas con coca, mientras los helicópteros las escoltan, bajan y después montan el producto, o a veces se lo llevan en carro a Palacios o a Sico, debido a que en esos sectores casi no hay retenes policiales”, explicó un poblador de la biosfera que reside en las periferias de la mencionada laguna.
Al consultarle por qué no les informan a los militares o a la Policía, respondió: “Aquí no hay empleo, se vive de la droga, todos sabemos cuándo llegan las lanchas. Lo único que nos queda es convivir con los narcos y sacarle provecho a la relación que tenemos con ellos”, respondió.
“Es vinculante”
Elías Melgar, jefe de operaciones de la 115 Brigada de Infantería en Olancho, admite que “es vinculante, pero extremadamente vinculante el narcotráfico con la destrucción del medio ambiente en la biosfera, pues los traficantes aprovechan la reserva -833,000 hectáreas- para hacer todo tipo de actividades”.
Benjamín Oliva, comandante de la 115 Brigada de Infantería en Olancho, señaló que existen amenazas que hacen peligrar la biosfera, a pesar de que “nosotros -las Fuerzas Armadas- hemos cumplido con los objetivos al llegar a los puntos estratégicos para controlar la tala del bosque, el narcotráfico y el crimen organizado”.
80% de narcoavionetas caen en la Biosfera
Entre 2009 y 2010 a territorio hondureño llegaron 212 narcoavionetas, según reveló el ministro de Seguridad, Óscar Álvarez: 169 el primer año y 43 el segundo.
De esa cantidad, aproximadamente el 80 por ciento aterrizó en la biosfera, dijo el jefe policial de Colón, Julio Benítez.
Al preguntarle al comisionado Félix Villanueva Mejía, director de la Policía de Servicios Especiales de Investigación, si tenía informes de cuáles son los carteles que utilizan la biosfera como área de carga y descarga de la droga, contestó: “No, lo desconozco, pero las organizaciones criminales tienen puntos específicos donde instalan sus pistas clandestinas, aunque muchas de ellas ya han sido destruidas”.