Uno de los desafíos clave de los partidos políticos es sacudirse los fantasmas de la narcoactividad, cuyos agentes pasan al acecho del financiamiento de las campañas.
El financiamiento de la política es un reto de la democracia. Los partidos necesitan recursos no sólo para fortalecerse sino para subsistir, y en este afán corren el riesgo de convertirse en “lavanderías” de dinero mal habido.
Estas reflexiones se escucharon ayer en el seminario regional “Financiamiento de la política”, en el que participaron más de 80 personalidades de diferentes países, quienes escucharon y analizaron las ponencias de reconocidos conferencistas internacionales, entre ellos senadores, representantes de organismos internacionales, ex funcionarios de Gobierno y ex candidatos presidenciales de partidos políticos.
La convocatoria fue efectuada por la coalición integrada por el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, el BID, las agencias de cooperación española y sueca, el Instituto Holandés para la Democracia y el Ministerio Británico para el Desarrollo.
Narcodemocracia
En el marco del foro, el presidente del Partido Unificación Democrática, UD, César David Ham, dijo que Honduras está a las puertas de una nueva reforma político-electoral en la que se considera fundamental la regulación del financiamiento de las campañas políticas.
Ilustró que hasta hora esta actividad ha estado financiada por recursos provenientes de la deuda política, pero también por actividades ilícitas como la narcoactividad y el lavado de activos.
Lo anterior es producto de que la Ley electoral dejó una ventana abierta para el financiamiento privado de los partidos y de las campañas.
El presidente del Pinu, Jorge Rafael Aguilar, comentó que el financiamiento político debe regularse para que todos los partidos participen en igualdad de condiciones, y también concertar con los medios de comunicación espacios equitativos para dar a conocer los planes y estrategias de gobierno.
El vicepresidente de la Democracia Cristiana, Felícito Ávila, advirtió que los partidos no deben negar la procedencia de los recursos lícitos de financiamiento de sus campañas, ya que hoy en día el crimen organizado los utiliza para lavar dólares y los narcos pasan al acecho de los políticos.