El templo de San Marcos, el más antiguo de Gracias construido en el año 1700, se convirtió desde ayer en la iglesia catedral de la recientemente creada Diócesis de Santa María de las Gracias, con la ceremonia de consagración como obispo de Walter Guillén Soto.
El acontecimiento histórico celebró de manera oficial la creación de la diócesis que comprende territorialmente los departamentos de Lempira e Intibucá.
Ante la presencia de la Conferencia Episcopal de Honduras y los sacerdotes del cuerpo presbiteral, el nuncio apostólico Gábor Pinter, en representación del papa Francisco, consagró al ahora obispo.
Monseñor Walter Guillén Soto se dirige a sus fieles después de ser consagrado.
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El señor nuncio explicó que desde ayer se consagró la nueva diócesis en la catedral de San Marcos en Gracias y que es responsabilidad del obispo Guillén trabajar con empeño en la nueva tarea encomendada por Dios.
Monseñor Walter Guillén ha sido reconocido por su trabajo con la juventud y con un “corazón de maestro”.
Antecedentes
En abril, la Santa Sede dio a conocer la noticia de la creación de la nueva diócesis para la iglesia en Honduras.Esta porción de la Iglesia hondureña, que pertenecía a la Copán y que es rectorada por monseñor Darwin Andino, pasa a ser la nueva circunscripción eclesiástica que abarca Lempira e Intibucá.
El nuevo obispo, durante su sacerdocio como salesiano, estuvo al frente del Templo de la Juventud en el Instituto San Miguel en Tegucigalpa.
Ceremonia. Monseñor Walter Guillén Soto se dirige a sus fieles después de ser consagrado.
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La Diócesis Santa María de las Gracias dará atención a más de medio millón de personas distribuidas en 45 municipios y 335 aldeas. Dentro de la extensión territorial hay 21 parroquias
y se cuenta con la colaboración de 28 sacerdotes y 22 religiosas que pertenecen a cuatro congregaciones y unos 15 seminaristas.