Ruberman Rodríguez tiene 34 años de edad, pero por su cuerpo y su estatura pareciera un niño de once años. Él es de Piedra Grande, una aldea en el interior de este pueblo patepluma y apenas mide un metro 20 centímetros de estatura.
Se ha convertido en la atracción de los visitantes del parque de Colinas ya que ahí se dedica a pedir dinero para poder sobrevivir en medio de la pobreza generalizada de su familia.
Ruberman nunca se casó ni tiene hijos, pero sí lucha contra una enfermedad que hace 22 años lo dejó con problemas de columna que le ha impedido poder seguir creciendo normalmente.
“Hasta aquí llegué, pero lucho a diario para sobrevivir, es difícil en estos pueblos donde la solidaridad de parte de las autoridades no se practica. Aquí paso en el parque y los amigos me ayudan con lo que pueden. Somos cuatro de familia y dos hermanos ya murieron de la misma enfermedad, pero el tratamiento es muy caro y ese dinero no lo tenemos”, aseguró Ruberman cuando se sostenía de su andador que está en mal estado.
Los padres de Ruberman Rodríguez son Keila Rodríguez y José María Álvarez, todavía viven, aunque no le pueden ayudar con su terrible enfermedad.
Él tiene problemas en su columna y padece de asma, la que se controla en el centro de salud.
“Se hace lo que se puede”, dijo su padre. Pese a su limitación, Ruberman enfrenta la vida con alegría y optimismo. “Él viene al parque a diario desde Piedra Grande a pedir para poder llevarnos comida. Nosotros deseáramos estar más jóvenes y trabajar para ayudarle, pero ya no podemos”, dijo doña María, a quien se le han muerto dos hijos más de la misma enfermedad hace dos años.
La ayuda a Ruberman puede ser económica o con alimentación, pero lo que más anhela es una evaluación médica que le permita conocer su situación clínica y llevar una mejor calidad de vida.
