Abigail tiene 29 años y cuatro hijos (uno de 8 meses) y argumenta estar obligada a salir a pedir a las calles de San Pedro Sula porque su esposo la abandonó y no consigue trabajo porque no tiene educación.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de una población aproximada de 8.5 millones de habitantes, casi seis millones (5,889,545) están en la línea de la pobreza.
Abigail es muy conocida por quienes circulan por el bulevar hacia la Unah-vs, ya que mientras los semáforos están en rojo sus hijos tocan los vidrios de los vehículos para pedir dinero a los conductores.
“Las personas solo critican, pero no saben lo difícil que es para alguien criar a cuatro hijos sin ayuda”, dice a regañadientes.
“No siempre salgo con ellos a pedir, a veces me rebusco planchando y lavando; lo menos que busco es exponerlos”, comentó la mujer a LA PRENSA.
Al consultarle sobre si conoce las consecuencias penales que podrían recaer sobre ella por utilizar a sus hijos menores de edad para fines económicos, Abigail se limitó a responder: “Entonces que me den trabajo para dejarlo de hacer”.
Realidad
La Dirección Nacional de la Niñez Adolescencia y Familia (Dinaf) estima que aproximadamente el 90% de los niños que mendigan lo hacen pese a tener a sus padres o en su defecto a uno de los dos, y que en la mayoría de los casos son los mismos jefes del hogar quienes provocan esta situación.
Delmi Murcia, jefa regional norte de la Dinaf, indicó que en 2016 realizaron cuatro intervenciones en diferentes puntos de la ciudad por medio de las cuales rescataron a más de 50 menores.
“En uno de los primeros operativos del año pasado recuperamos 25 niños, de esos solo uno no tenía padres. Todos los demás vinieron aquí pidiendo a sus hijos. ¿Cuál es el problema?, que la mayoría vuelve a hacerlo”, dijo Murcia.
Reveló que en la Capital Industrial le dan seguimiento a tres casos, pero hasta el momento ninguno está judicializado. La Dinaf tiene puntos identificados donde padres de familia llegan con sus hijos a pedir.
“Lo que hacemos primero nosotros es un acercamiento amigable con responsable de comer la explotación. Si después de eso continúan incurriendo en el delito realizamos un oficio que enviamos al Ministerio Público para que hagan las investigaciones correspondientes”, explicó.
Edson Nolasco, fiscal de la niñez, refirió que la mendicidad infantil es un delito que vulnera los derechos de los menores y los responsables pueden llegar a pagar una pena de hasta seis años. Nolasco agregó que muchos de los infantes son víctimas de trabajo forzado y prostitución infantil, aparte de ser presa fácil para las pandillas.
Según investigaciones de la organización Casa Alianza, en el país hay más de 10,000 menores en situación de calle, quienes sufren, en muchos casos, de abuso sexual y explotación infantil.