Las tortillas de maíz y las papas que, a la hora de la comida, eran servidas en la mesa del hogar de Sabas Gómez, de 48 años, originaria de la comunidad de Río Colorado, en el departamento de Intibucá, hace unos años, se han vuelto escasas.
'En aquellos tiempos comíamos tres veces, pero ahora sólo podemos comer una vez al día, hasta para los hijos. Los míos son 12 retoños que comen cuando tenemos alimento', dijo la señora, que de forma sencilla resume la carencia de alimentos que padece su comunidad.
La necesidad surge por las pocas cosechas que se dan en la zona. Según el relato de Sabas, el incremento desde los insumos agrícolas les ha generado mayor escasez. 'Ahora casi no producimos granos, pues aunque tengamos la semilla, no tenemos para adquirir los plaguicidas', dijo la señora.
Carencia de alimentos
La misma condición reportan los colonos de más de 34 municipios del denominado 'corredor seco sur', que comprende el departamento de Valle, área sur de El Paraíso, Francisco Morazán y la parte norte de Choluteca.
Sin olvidar los departamentos de Lempira, Yoro, Intibucá y Olancho, que muestran igual carencia de granos. La falta de alimentos ha desencadenado la desnutrición crónica en la zona, en especial en los niños de 0 a 5 años.
Se estima que en todo el país hay 300 mil infantes que presentan el padecimiento y más de 20 mil menores en el sector sur del país. Las cifras ascienden a más de 500 mil si se toman en cuenta los adultos.
Los últimos datos registrados, según Jaime Vallaure, representante del Programa Mundial de Alimentos, es que la desnutrición aguda que presentan los menores está en la escala 5.3, situación que representa una emergencia leve. En este momento, los municipios se encuentran en el primer escalón de la calificación de hambruna que maneja Naciones Unidas, pues el tercer escalón es del 15 por ciento.
'Estamos en el primer escalón de la emergencia, por lo que es necesario que las autoridades gubernamentales estudien la situación exhaustivamente, con el fin de solicitar ayudas bilaterales y atender el problema de inmediato', dijo Vallaure.
Falta de recursos
De acuerdo a los estudios realizados en las zonas de mayor presencia de desnutrición, como la comunidad donde reside Sabas, la mayoría de las familias emplean el 88 por ciento de sus ingresos para abastecerse de alimentos.
Los pocos productos que logran adquirir los compran con un promedio de mil 200 lempiras que alcanzan reunir mensualmente.
Diario LA PRENSA, en sus páginas de Apertura, le ha dedicado amplio espacio a este problema social que cada día se agudiza en las regiones casi inaccesibles de los departamentos ya mencionados.
De aquí han salido casos de desnutrición que conmovieron a la opinión pública, en especial de niños que mueren prácticamente de hambre, sin que se pueda hacer algo por salvarlos.
Cifras
El Programa Mundial de Alimentos dice que la desnutrición aguda en los menores está en la escala 5.3, situación que representa una emergencia leve.