El doctor Francisco José Herra era jefe del departamento de Medicina Forense del Ministerio Público cuando llegó una mujer a reclamar que le entregara el cadáver de su hijo porque ella ya lo había reconocido plenamente, según aseguraba.
El médico se negó argumentando que aunque ella lo hubiese identificado faltaban las pruebas científicas de rigor para determinar las causas de su muerte y otros procedimientos para completar el reconocimiento legal.
La dama estaba que reventaba de la cólera porque el profesional no accedía a su petición, cuando en ese momento apareció su hijo preguntando por qué lo buscaba en la morgue si él estaba “vivito y coleando”. La señora casi se va de espaldas del susto.
Más que una anécdota de su vida profesional, esa es una muestra del desprecio con que la gente suele ver a los médicos forenses que para Herrera, son héroes anónimos por el trabajo que desempeñan
“Cuando íbamos a zonas calientes a reconocer un cadáver, teníamos que pedir refuerzos del Ejército, porque muchas veces el muerto había sido miembro de una mara y los compañeros se oponían a entregarlo”, indicó.
Amor de hospital
Mientras estudiaba Medicina General en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, su objetivo era especializarse en oftalmología, pero fue llamado a cubrir la vacante de un patólogo en el Hospital Escuela. Una vez en el puesto le sintió el sabor a esta rama que estudia las enfermedades en los humanos.
“La mitad de la especialidad de Patología la hice en Costa Rica y la otra mitad en Estados Unidos”, comenta Herrera, quien antes de dedicarse a la medicina forense fue jefe de Patología en el hospital Mario Rivas de San Pedro Sula.
Allí conoció a la que ahora es su esposa, Danori Carbajal, jefa del Departamento de Nutrición del centro asistencial. Todo comenzó cuando la nutricionista le llevó a una amiga para que le examinara un tumor que le había aparecido en una pierna a causa de una fractura patológica, comentó Herrera, el que se define como un hombre hogareño. “Allí le puse el ojo y no se lo volví a quitar”, dijo sonriendo.
Gracias a las directrices que como esposa y nutricionista Danori impone en la casa, allí no se comen fritangas ni nada por el estilo. Desde niños les enseña a sus hijos a comer ensaladas. “Cuando comemos baleadas, hay fiesta en la casa”, interviene ella.
Sin embargo, no ha logrado ponerlo a dieta a él, aunque lo ha intentando, comenta dejando a un lado su seriedad, el hombre que en 2009 fue electo como el Médico del
Año, mérito que le fue otorgado gracias a sus ejecutorias como jefe de la Escuela Universitaria de las Ciencias de la Salud en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula (Unavh-vs).
Su esposa admite que en realidad solamente cuando estaban de novios logró que Francisco aceptara un regimen alimenticio que le impuso ella porque tenía un leve sobrepeso.
“Hago menos ejercicios de los que hace mi esposa. Ha sido un descuido de mi parte, pero eso se debe a mis responsabilidades. Me levanto de cuatro a cinco de la mañana a ver el microscopio mientras ella se va para la montaña. Cómo la envidio”, dice.
Satisfacciones
Pero a cambio ha recibido otras satisfacciones como ser nombrado representante del Claustro de Profesores de la Unah-vs ante el Consejo Universitario a nivel nacional, como un espaldarazo a su gestión; sin embargo, más que todos esos honores, lo que más lo enorgullese es que este año sale la primera promoción de médicos de la Unah-vs y que dentro de unos dos años tendrá su propio complejo la Escuela Universitaria de las Ciencias de la Salud con el apoyo de los padres de familia.
Los futuros médicos ya están haciendo su servicio social, no solo en los hospitales públicos, sino también en los distintos centros de salud del área de influencia que incluye los departamentos de Cortés, Santa Bárbara y Copán.
Dice que excompañeros en Medicina Forense le piden que vuelva a integrar aquel círculo de hermandad que formaron mientras trabajaban en árduas jornadas con la morgue hasta el tope de cadáveres. Deseos no le faltan, pero tiene el reto de ver hecho realidad su proyecto universitario.