La justicia sólo logró acorralarlo, pero no condenarlo. Su avanzada edad y su supuesta mala salud impidieron a muchas de sus víctimas poder verlo tras los barrotes. Únicamente fue desprovisto de su inmunidad y privado de la veneración y el respeto de Chile.
Bajo su autoridad, los organismos de seguridad hicieron desaparecer a unos 3 mil prisioneros políticos, miles de disidentes conocieron la tortura y la cárcel y más de 30 mil chilenos tuvieron que exiliarse. A consecuencia de sus crímenes acumula aproximadamente 300 querellas criminales por asesinato y secuestro en Chile y otros países, entre ellos España.
Augusto Pinochet nació en Valparaíso el 25 de noviembre de 1915.
A los 18 años ingresó en la Escuela Militar de Chile, en donde fue un oficial de infantería de perfil bajo.
Se casó en 1943 con Lucía Hiriart, con la que procreó tres mujeres y dos hombres.
En octubre de 1972 fue nombrado comandante en jefe interino de las Fuerzas Armadas, en sustitución del general Carlos Prats.
Aunque nunca manifestó oposición al presidente Allende cuando éste declaró a Santiago de Chile zona militar en respuesta a las huelgas y disturbios, Pinochet anunció que si éstos persistían sacaría el Ejército a la calle. El 11 de septiembre de 1973, Pinochet y otros mandos militares perpetraron un golpe de Estado. Pinochet asumió el cargo de Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974 y el 17 de diciembre fue nombrado presidente.
Pocas semanas después del golpe, un coronel y amigo de Pinochet, Manuel Contreras, constituyó una organización policial secreta, la Dirección de Inteligencia Nacional, Dina, encargada de la represión y torturas contra la izquierda.
A lo largo de su mandato, Pinochet vivió períodos de inestabilidad política y disturbios callejeros que hicieron tambalearse al régimen. El 7 de septiembre de 1986, un grupo de extrema izquierda intentó asesinarlo y desde entonces se rodeó de mayores medidas de seguridad.
Tras perder en 1988 un referéndum sobre su continuidad, abandonó la presidencia de Chile en marzo de 1990, aunque continuó como jefe de las Fuerzas Armadas. Antes de dejar el poder, se aseguró la facultad de nombrar a los jefes de las Fuerzas Armadas y la designación de nueve senadores.
En marzo de 1998, cuando dejó la jefatura del Ejército, juró como senador vitalicio, cargo que le aseguraba la inmunidad.
Cuando ya se había convertido en un anciano y las familias de las víctimas de sus atrocidades se habían acostumbrado al olvido internacional, el juez español Baltasar Garzón emprendió en 1998 un osado proceso judicial sin precedentes, que consiguió la detención de Pinochet en un hospital de Londres.
Durante 503 días Pinochet permaneció arrestado y aunque finalmente Reino Unido desestimó la petición de extradición solicitada por Garzón, alegando razones humanitarias, se inició una larga serie de causas judiciales. Ningún proceso fructificó, pero durante los últimos ocho años, el antes cruel dictador tuvo que mirar la cara de la justicia.
Tomado de El Mundo
Así queda Chile
1. Los pinochestistas más radicales son los herederos de los afectados por la reforma agraria del presidente Salvador Allende.
2. Los antipinochetistas más radicales son los exiliados y los familiares de 3 mil muertos, 30 mil torturados y unos 1,200 desaparecidos.
3. El gran empresariado chileno se debate actualmente entre el pinochetismo y los esfuerzos por quitarle color político al capital.
4. El pequeño empresario está dividido, según la posición política de cada comerciante, pero valora la seguridad traída por la dictadura.
5. Para el sector más empobrecido nada ha cambiado entre la dictadura y el neoliberalismo que creó y mantuvo Pinochet.
6. La Iglesia inicialmente fue el refugio de los perseguidos políticos, pero ahora apoya la reconciliación.
7. Las fuerzas armadas respetan a Pinochet, pero reconocen la modernización y apoliticismo de sus últimos jefes militares.