Los últimos acontecimientos trágicos que han ocurrido en el país de personas que deciden hacer justicia por ellos mismos agrediendo a otros ciudadanos o quitándoles la vida tiene preocupados a los siquiatras que consideran que cada vez es menos el nivel de tolerancia de los hondureños.
El siquiatra Rolando López hace un llamado a los políticos por considerar que son ellos los que tienen el poder de cambiar esta situación transmitiendo a sus seguidores mensajes de respeto a los ideales, reconciliación y convivencia.
Sí, y no es solo intolerancia, esto es resultado de un estado de menos esperanza; las personas sienten que cada vez es más negro el panorama, menos salidas y una de las reacciones son las explosiones en la conducta que se pueden generar a nivel personal o social, ahorita lo estamos viendo a nivel personal como el caso de esta persona que llega a un nivel de frustración en que simplemente toma la justicia en sus manos y mata a un abogado defensor de políticos porque ya no cree en nada y eso es un peligro.
Por supuesto, en la medida que sigamos frustrados, y esto es porque continuamos en un estado de confrontación que se agudizó desde 2009 donde hay acusaciones entre unos a otros y nadie da su brazo a torcer. El huracán Mitch nos sirvió para unirnos como pueblo, pero la crisis política nos quebró y no hemos sanado las heridas porque las personas y los líderes de esto siguen peleando.
El problema es que hemos entrado en fanatismos, estamos en un estado en el que es mi verdad o ninguna. Hemos dejado de dialogar y no estamos dispuestos a hermanarnos, y eso solo va a crear divisiones.
Que hablen y más que todo por salvaguardar la vida de la gente que es lo que realmente importa, que tengan capacidad de ceder. Si seguimos no creyendo puede empezar una vendetta en la que la única ley que valga sea la de la venganza.
Esa es una de las cosas, pero la otra es que le damos menor valor a la vida.
El nivel de enojo que tienen los ciudadanos es muy alto, lo ideal es ceder y alejarse cuando vemos que ya no hay una capacidad de diálogo, evitar el contacto físico o que los pequeños pleitos se magnifiquen, y respetar los derechos de los demás. El problema es que estamos reclamando los derechos con la violencia.
No es que se deben dejar de hablar de ciertos temas, lo correcto es que haya una reflexión en las posiciones y que no se quieran imponer las cosas. En la familia sí se debe evitar discutir por política, fútbol y tocar temas más constructivos.
Si nuestros líderes no cambian y se dedican a echarle leña al fuego, sí podríamos llegar a una guerra civil, ya hay muestra en otros países que los niveles de intolerancia han llegado a eso.
Reflexionar, retomar la familia, la parte espiritual, propiciar un cambio personal y en caso que sienta que no puede hacerlo solo, buscar ayuda con profesionales, sicólogos, siquiatras, pastores, maestros, consejeros; pero estando dispuestos a escuchar los consejos y ponerlos en práctica. Solo así se puede superar una crisis.
Sí, siempre es recomendado el ejercicio, la lectura constructiva, platicar en familia, tener un pasatiempo o aprender cosas nuevas.
A los niños y adolescentes que están en formación les hacemos un daño terrible dejando que vean las narcoseries.