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Los desaparecidos son al menos cien mil

  • 12 marzo 2011 /

El devastador terremoto de 8.9 grados de magnitud en la escala de Richter ocurrido ayer en Japón, el más grave de su historia, provocó un “número extremadamente alto” de víctimas.

El devastador terremoto de 8.9 grados de magnitud en la escala de Richter ocurrido ayer en Japón, el más grave de su historia, provocó un “número extremadamente alto” de víctimas, según el Gobierno nipón, que alertó sobre la intensidad de las réplicas.

La Policía estima en más de mil las víctimas mortales del sismo, que afectó la totalidad de la costa este del archipiélago nipón, hizo temblar a Tokio y provocó un tsunami que se llevó centenares de vidas en la ciudad de Sendai.

El comité de emergencia creado por el país ante la crisis señaló que al menos 100,000 personas se encontraban desaparecidas.

Sin embargo, el balance oficial cifra en 784 los desaparecidos y señala, además, que hay al menos 1,128 heridos.

La catástrofe se debe en gran parte a que el fuerte movimiento sísmico, cuyo epicentro se ha localizado en el océano Pacífico a un centenar de kilómetros de la costa, desató un tsunami con olas de hasta diez metros que penetraron cinco kilómetros tierra adentro y arrasaron cuanto han encontrado a su paso en las provincias del noreste.

“Los daños son tan importantes que necesitamos más tiempo para juntar datos, que están muy dispersos”, reconoció un portavoz policial.

Las noticias de desastres de magnitudes inconcebibles llegaban sin parar.

Según el Ministerio de Defensa, sólo en la prefectura de Fukushima hay unas 1,800 viviendas destruidas. Y en la vecina prefectura de Miyagi, una de las áreas más afectadas, la Policía aseguró que hay 300 cadáveres en una playa de Sendai. Unos 1,200 hogares pueden haber sido afectados por el tsunami en esa zona.

Las olas arrastraron barcos tierra adentro. El transporte fue perjudicado en todo el país, dejando a numerosas personas sin la posibilidad de regresar a sus casas y los vuelos en el aeropuerto de Narita, el principal de Tokio, fueron interrumpidos durante horas.

Un remolino de agua se tragó ante las cámaras de televisión a un barco en que viajaban cien personas.

Alrededor de cuatro millones de hogares están sin electricidad en seis provincias, mientras se suceden las escenas de incendios en numerosas viviendas e instalaciones industriales.

En Tokio, los edificios temblaron durante dos minutos después del sismo y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios.

Millones de personas se encontraban al caer la noche sin poder regresar a sus hogares a causa de la interrupción del sistema de transporte subterráneo.

Las autoridades instaron por altavoces a los empleados a dormir cerca de sus oficinas y los hoteles de la región pronto se llenaron.

Imágenes televisivas captadas desde un helicóptero mostraron buques de carga, automóviles y toneladas de materiales de todo tipo arrastrados por una gigantesca marea de agua pardusca estrellándose contra las costas.

También mostraron torrentes de lodo desbordando el cauce del río Natori y destruyendo campos en la zona de Sendai.

BBC Mundo se comunicó con Ignacio Montesinos, un ingeniero español en Tokio, quien relató la manera cómo vivió el sismo.

“Parecía una película. La ciudad se ha paralizado; no hay trenes y los móviles no van. Apagué el gas y la luz -te lo enseñan al llegar a Japón y en clase de japonés-. Bajé por la escalera de emergencia, externa al edificio, pero me costaba acertar a poner el pie en el escalón por lo que se movía... Abajo ya, más calmado. Este país y su gente están preparados”.

Más réplicas por la mañana

Tras el fuerte terremoto, los sobresaltos continuaron hasta primeras horas del sábado en Japón.

En plena madrugada, una nueva alerta de tsunami se activó para toda la costa oriental, mientras seguían sucediéndose sin pausa las réplicas del seísmo.

Se contaron 60 sólo en la jornada del viernes, cuatro de 7 grados o más en la escala de Richter, y, ya de madrugada, otros tres terremotos de más de 6 grados en la escala abierta de Richter en Nagano -norte de Japón-, en la otra costa del Mar de Japón o Mar del Este, provocaron más inquietud en un país sobresaltado.

La tierra no dejó de temblar desde que, a las 14.46 hora local -5.46 GMT-, se produjo el devastador seísmo.

En la provincia de Nagano, en el noroeste de Tokio, el sismo alcanzó una intensidad de 6 en la escala japonesa de 7, que toma como referencia las zonas afectadas más que la intensidad del temblor.

El epicentro se situó en la provincia de Niigata y a una profundidad de diez kilómetros, según la Agencia Meteorológica nipona.

Apenas 35 minutos después, un segundo temblor se produjo en esa misma área de Japón, de nuevo sin que se emitiera alerta de tsunami y con una intensidad similar a la del primero.

La Policía indicó que recibió informaciones sobre corrimientos de tierras en la ciudad de Tokamachi. También se produjeron avalanchas allí y en las inmediaciones de la aglomeración de Tsunan.

Construcciones de madera, incluyendo una alcaldía y un garaje, fueron destruidas y varias secciones de la carretera 117 fueron cortadas en el pueblo de Sakae, prefectura de Nagano, indicó un responsable local citado por Kyodo. La zona de estos sismos está alejada del epicentro del fuerte terremoto.

Japón, uno de los países más densamente poblados del mundo, se asienta en el llamado anillo de fuego del Pacífico y los sismos son relativamente frecuentes.

Es el país más preparado del mundo para enfrentarse a los terremotos, con normas de construcción muy estrictas, un protocolo de emergencia que paraliza los medios de transporte nada más producirse los seísmos y un código de respuesta que la población ha interiorizado desde la infancia.

En este caso, no obstante, la magnitud del seísmo provocó cuantiosos daños personales y materiales e interrumpió las comunicaciones en gran parte del país, sin que aún se haya determinado su verdadero alcance.

Muchos especialistas prevén que el impacto de este sismo podría ser muy superior al registrado en diciembre de 2004 en Indonesia, isla de Sumatra, el cual dejó más de 200,000 muertos por un tsunami subsiguiente.

Reacción

El primer ministro Naoto Kan calificó de “graves” los daños causados por el temblor en una comparecencia pública tras el movimiento sísmico.

Kan anunció la celebración de un Consejo de Ministros extraordinario, pidió calma a la población, aseguró que su administración hará “todos los esfuerzos para minimizar los daños” y anunció la creación de un grupo de trabajo de emergencia para gestionar la situación.

El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, advirtió de que el país tiene un número “extremadamente alto” de víctimas y pidió a la población que esté preparada para nuevas réplicas que, dijo, podrían alcanzar la misma intensidad que el terremoto original.

El Gobierno pidió ayuda a las tropas estadounidenses basadas en el archipiélago, unos 40,000 hombres, para transportar material de socorro a los lugares más afectados por el terremoto y el tsunami, según la agencia Kyodo.

Energía

El presidente del Colegio Oficial de Geólogos de España, Luis Suárez, advirtió ayer de que pueden tener lugar réplicas del terremoto de Japón durante un año, aunque este hecho es “bueno”, pues la energía subterránea se libera de forma controlada y ello evita un seísmo de magnitud superior.

Este experto explicó a Efe que el terremoto nipón liberó una energía equivalente a 200 millones de toneladas TNT, por lo que considera que es “uno de los más destructivos de la historia desde 1900”.

Listos para la reconstrucción

Agencias. El terremoto ha originado numerosas muestras de apoyo y condolencia de la comunidad internacional.

Estados Unidos y los países de la Unión Europea han ofrecido al primer ministro japonés Naoto Kan su ayuda en las labores de rescate y reconstrucción.

Los marineros del portaaviones USS Georfe Washington atracaron en Yokosuka, Japón, y dijeron a la agencia de noticias de la milicia estadounidense Stars and Stripes que el terremoto desplazó de su muelle a la nave de unas 60,000 toneladas.

Los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, que se reunieron ayer en una localidad ecuatoriana de Mitad del Mundo, expresaron su total solidaridad con Japón y analizan ofrecer toda la ayuda posible a ese país.

Así lo reveló el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, momentos antes de comenzar la reunión del Consejo de cancilleres de la Unasur, al ser abordado por la prensa sobre las repercusiones del terremoto, especialmente la alerta de tsunami en las costas suramericanas.

“Hay una coincidencia -entre los cancilleres- en hacer una expresión de solidaridad con Japón y ofrecer toda la ayuda que pueda necesitar”, añadió el canciller.

“Sabemos la gravedad de la situación en Japón” y, por ello, “estamos muy, pero muy, doloridos de lo que pueda pasar allá, sobre todo que encuentren a tanto desaparecido que hay y que puedan recuperarse de esta situación”, agregó.