Se anunciaba como el único animador que podía respirar durante cinco horas bajo el agua sin un tanque de oxígeno. Ahora Jimmy Tovar respira los aires de la farándula internacional como enlace de reconocidos artistas; sin embargo, no olvida los tropiezos en el inicio de su carrera.
Siendo todavía un adolescente se atrevió a animar un evento en la municipalidad de Puerto Cortés durante el primer periodo de Marlon Lara sin saber que su inexperiencia le iba a jugar una mala pasada.
“Como primer punto tenemos las notas sagradas de nuestro Himno Nacional cantado por la concurrencia”, dijo el novel animador, pero cuando el operador quiso encender el equipo de sonido para el acompañamiento musical, el aparato no funcionó.
Como no podía quedarse de brazos cruzados ante el imprevisto, Tovar comenzó a cantar a capela el himno para que el público lo siguiera, pero resulta que repetía una y otra vez las mismas estrofas sin poder pasar a las siguientes, mientras Marlon Lara desde la mesa principal le hacía señas que cortara de una vez.
Eso no lo desanimó y poco tiempo después logró convertirse en la principal voz comercial de Radio Láser de ese puerto donde pasó parte de su infancia.
Aunque su padre se oponía a que fuera locutor, Tovar se las ingeniaba para irse a meter a las emisoras y a las discotecas donde servía como disjokey.
De niño su hermano Marlon lo llevaba a la Voz del Atlántico y lo dejaba sentado para que lo dejara trabajar. “Quédate aquí, pero no vayas a hacer bulla”, le decía y el cipote pensaba mientras miraba los micrófonos y la tornamesa: “que pinta esta vaina”.
El Aquaman
El paso trascendental en la locución lo dio en el 95 cuando se vino a trabajar a la Power FM de San Pedro Sula, pues logró ser conocido a nivel internacional, ya que muchos hondureños en el exterior sintonizan esa emisora, dijo.
Cinco horas permanecía frente al micrófono animando la programación que incluía música tropical y un poquito de reggaetón, identificándose como el Aquaman de la radio. Uno de sus oyentes llegó a preguntarle cómo hacía para mantenerse cinco minutos sin respirar bajo el agua, pues creía fielmente lo que el locutor decía al anunciarse.
“Lo de la radio es una herencia de familia, mi tío Julio César Dole, trabajó en La Mundo y otras emisoras sampedranas; ahora es la voz de Univisión pues grava todo lo del programa Primer Impacto”, dice.
Refirió que en el ámbito de la locución “las mujeres se enamoran por lo general de la voz de uno y quieren conocerlo”. Sin embargo, en el caso suyo, a la que hoy es su esposa la conoció fuera de ese mundo y ni siquiera sabía de la Power pues era de Tegucigalpa. “Ella vino a un evento que se celebraba en la 105 Brigada y al verla le pedí a la persona que la acompañaba que me la presentara. La invité a bailar a Confetis y después quedamos comunicándonos hasta que aquel cuento tuvo un final feliz”.
Lágrimas tras el micrófono
Una de las grandes satisfacciones de Tovar es haber logrado el reencuentro, a través de la radio, de una muchacha quinceañera y su padre al que no veía desde que era una niña.
Resulta que a ella se la habían llevado para Estados Unidos con engaños, dejando a su padre en Honduras. “Desde Estados Unidos la muchacha se comunicaba con nosotros para pedirnos música y una vez nos contó la historia”, dijo.
Tovar entonces le siguió la pista al caso hasta que dio con el padre y lo invitó a la radio con el pretexto que se había ganado un premio. “Tenemos a alguien en la línea que quiere felicitarlo desde Estados Unidos”, le dijo estando en la emisora. El invitado se quedó asombrado y luego prorrumpió a llorar al saber que era su hija quien le hablaba. “Me dijeron que vos ya no existías, que te habías muerto”, dijo la muchacha al otro lado de la línea, también ahogada por el llanto.“Esa vez hicimos llorar a los oyentes, porque todos llamaban sollozando para comentar el caso”, dijo Tovar.
Como promotor de espectáculos el tiburón, como le dicen sus aleros platensistas, mantiene una estrecha relación con artistas de la talla de Juan Luis Guerra, Gilberto Santa Rosa y Wilfrido Vargas. “En México tuve la oportunidad de compartir con Niurka Marcos y los Hermanos Rosario me invitan a su casa cuando voy a República Dominicana”, dijo sin el ánimo de jactarse.
Indicó que la adrenalina se le sube cuando en República Dominicana lo llaman para que presente a alguno de los artistas y lo mencionan como “uno de los grandes de la radio en Honduras”.
También ha sido un impulsor de artistas nacionales como Polache a quien la Power le dio la patadita cuando lanzó su disco Hablo Español, en el Teatro de los Sueños”.“A Polache lo conocí cuando trabajaba en una compañía de publicidad y no era conocido como cantante. Lo invitábamos a los cumpleaños para que alegrara la fiesta y siempre llegaba con su inseparable guitarra. Lo de él siempre ha sido la trova”, comentó.
Tovar siempre está dispuesto a compartir su experiencia profesional con jóvenes que comienzan en radio.
Miriam Miranda, quien ahora es una de las voces de Univisión, es obra suya.“Recuerdo que casi lloraba en los estudios de la Power cuando le ponía ejercicios para modular la voz. Tenés que aprender Miriam, le decía, y así fue, ahora me lo agradece”.
Jimmy Tovar se desempeña como director de programación y espera permanecer toda la vida en ese mundo de la radio, tal vez en un futuro como dueño de su propia emisora.
Mantiene respeto para los oyentes
Comentó Jimmy Tovar que cierta vez que estaba trabajando en Radio Láser de Puerto Cortés, la cual ahora es una emisora cristiana, no sabía que estaban los micrófonos abiertos y se puso a platicar por teléfono largo y tendido con un amigo.
“Hablamos de todo, pero afortunadamente no dije ninguna mala expresión ni nada por el estilo, porque nos estaban escuchando todos los oyentes.
Cuando yo cuelgo el teléfono, comienzan a llamarme los amigos de confianza y me dicen: Jimmy el micrófono está abierto, te escuchamos toda la plática.
“Qué vergüenza la que sentía, toda la conversación había salido al aire”.
Indicó que ésa fue una experiencia nada divertida, pero que le sirvió para ser más cuidadoso al momento de estar dentro de una cabina de radio.
“Si hay algo por lo que siempre me he distinguido es por brindarle al público el respeto que se merece. Aquí, en la Power, ni siquiera voceamos a nuestros oyentes.
Las marcas, que son las que pagan los anuncios, se fijan en todo eso.
Yo disfruto mi trabajo como ustedes no tienen una idea, pero siempre manteniendo esa distancia de respeto que debe existir entre el locutor y el oyente.
A los cantantes que vienen a dejarme material discográfico, también exijo calidad porque de eso depende que tengan o no, éxito. En mis ratos libres también me dedico a grabar anuncios para las empresas que quieran contratarme, tomando en cuenta que yo soy dueño de mi voz”.