Ha dirigido técnicamente a la Selección Nacional de Honduras y al Club Deportivo Olimpia. Decidió incursionar en la política y hoy tiene la única diputación por el Partido Unificación Democrática (UD).
Edwin Pavón es abogado de profesión, pero su desempeño profesional está liderado por el fútbol. Revela que este deporte en Honduras está en riesgo por no tener apoyo financiero.
Como todo Escorpión puedo decir que soy tranquilo. La gente que no me trata dice que soy muy serio. Soy muy dado a hacer las cosas por mí mismo; me cuesta mucho delegar.
Tengo amigos contados. Al venirme a estudiar a Tegucigalpa cambió un poco el entorno en el que me desenvolvía y conocí algunas personas, luego di un giro a mi vida cuando comencé a entrenar a futbolistas, y estar 20 años en eso y andar en diferentes lugares te hace conocer a muchas personas, pero para hablar de amigos tendría que relacionarlo con el entorno primario; es decir, el barrio de la casa, entonces no es que no tenga, sino que tengo pocos.
Crecí en La Lima, Cortés, pero nací en la comunidad de Guarumas. Ahí pasé muy poco tiempo porque por el trabajo de mi padre, que era un obrero de la compañía bananera, tuvimos que venirnos a La Lima. Luego me trasladé a estudiar la carrera de Derecho a Tegucigalpa.
Sí, nosotros dependíamos de un salario semanal que le pagaban a mi papá en la bananera; era como de 400 lempiras, y mi mamá no trabajaba, pero nos cuidó a todos mis hermanos; somos cinco varones.
Lo que sucede es que antes las cosas eran más cómodas. No teníamos lujos, pero sí lo necesario, nunca faltó el plato de comida. Algo que les tengo que agradecer a mis padres es que me dieron lo que tenían que darme.
Fue por accidente. Desde pequeño yo formaba equipos de fútbol con los vecinos porque en el barrio se respiraba este deporte. En unas vacaciones de la universidad había un curso para entrenadores en La Lima y mi padre me dijo que por qué no iba; fui y saqué la nota más alta. En ese momento ya jugaba en la Liga de Ascenso y tenía en promedio unos 23 años, y el dueño del equipo Tigres de la Lima me dijo que tomara el equipo para entrenarlo, y lo hice. Empecé ganando 400 lempiras. Ese fue mi primer salario.
Sí, fue ser campeón con un equipo pequeño, y eso es un sueño frustrado. Yo gané en Honduras todo lo que se puede ganar con un equipo grande.
Fui más introvertido. En la escuela y parte del colegio fui muy buen alumno, sobretodo en las materias sociales, y eso compaginaba con la personalidad de ser un poco apartado. Me comportaba de manera extrovertida cuando jugaba fútbol o entrenaba.
El fútbol me llevó a la política. Un día llegaron a mi casa los miembros de la Unificación Democrática (UD) a decirme que en la última asamblea habían determinado abrir espacios para personas de una u otra forma conocidas. Así se me ofreció la casilla número 10 como diputado por el departamento de Cortés y fui el único electo.
Esa es una pregunta complicada; yo me considero primero entrenador, después político y por último abogado. Soy coordinador de la UD en Cortés, pero voy a decidir a finales de este año si busco un tercer periodo como diputado o si quiero entrenar.
Sería irresponsable si contestara con una palabra, pero más que referirse a la izquierda prefiero decir que soy un político nacionalista; es decir, con raíces en el país.
Sí, cuando estudié en La Lima era presidente del Consejo de Estudiantes, donde se me abrió la puerta para hacer una introducción a la política. En la Lima había una célula del Partido Comunista y fui invitado; entré y empecé por primera vez a leer libros de este tipo de teoría social. Llegué a ser el secretario del Frente de Reforma Universitaria de toda la universidad.
Sí, sin duda alguna, sobre todo en el trato de los jugadores, en la dirección del equipo. A mí, el fútbol me ha enseñado muchas cosas que la política no.
Yo lo dije hace 10 años, y por eso tuve problemas serios, incluso me atreví a decir que en uno de lo gremios había corrupción (el arbitraje). En estos momentos, todavía los órganos encargados de investigar no le han entrado bien a la Fenafuth.
El fútbol está a punto de desaparecer porque no recibe apoyo de la Federación ni del Gobierno. Simplemente existe por un grupo de personas que una vez que se cansan se van. Así vemos la debacle del Marathón y Victoria. Desde el Congreso hemos querido ayudar, sin embargo, hay una posición en los parlamentarios de que este deporte solo es un entretenimiento. Metimos un decreto para que el 1% del Presupuesto de la República sea para el deporte, que serían más de 1,000 millones, pero está durmiendo el sueño de los justos.
Estoy terminando la ley del deporte, ya que no hay una ley que ampare a los deportistas. En dos semanas la termino.
Por mi trabajo en el Congreso no. En la parte partidaria de acceso al poder sí tenemos problemas más serios y fuertes. Estamos casi al borde del abismo, solo dependemos de la deuda política.
Se me propuso acompañar esta posición del segundo párrafo para poder hablar y promover la reelección. Lo que nosotros buscábamos era que no se nos castigara por hablar de reelección. En Honduras, la reelección va y ahora solo falta decidir cómo será.