San Pedro Sula, Honduras.
Muchos de ellos no tienen un padre o una madre con los que puedan compartir durante la Navidad, pero los menores del hogar Emanuel y la fundación Amor y Vida están rodeados de personas que les proporcionan mucho amor.
La convivencia diaria ha hecho que estos menores vean una familia en sus maestros y en los demás niños con los que comparten dentro de los hospicios. En el hogar Emanuel viven 85 menores, a quienes la falta de una familia no los ha privado de recibir amor y disfrutar durante esta época del año.
Marissa Zelaya, coordinadora de este centro, refirió que el compromiso de la institución es que los pequeños no resientan el hecho de no estar con sus parientes, por ello, con la ayuda de diferentes empresas preparan celebraciones desde finales de noviembre.
“Hay niños a los que sus padrinos los vienen a ver o se los llevan para sus casas, los que se quedan aquí igual hacemos que la pasen bien con distintas actividades”, dijo Zelaya.
En la fundación Amor y Vida, donde desde 1994 apoyan a niños infectados con VIH, las autoridades explican que la situación es un poco más complicada porque de los 33 menores que asisten, tan solo a dos les sobreviven familiares cercanos, pero debido a su posición financiera pueden verlos poco.
“A principios de diciembre se respira mucha tristeza, hasta que comenzamos a darle sentido a esto con las decoraciones que los mimos pequeños hacen, para que sepan que la Navidad también es para ellos”, indicó María Ríos, directora de la fundación.
Muchos de ellos no tienen un padre o una madre con los que puedan compartir durante la Navidad, pero los menores del hogar Emanuel y la fundación Amor y Vida están rodeados de personas que les proporcionan mucho amor.
La convivencia diaria ha hecho que estos menores vean una familia en sus maestros y en los demás niños con los que comparten dentro de los hospicios. En el hogar Emanuel viven 85 menores, a quienes la falta de una familia no los ha privado de recibir amor y disfrutar durante esta época del año.
Marissa Zelaya, coordinadora de este centro, refirió que el compromiso de la institución es que los pequeños no resientan el hecho de no estar con sus parientes, por ello, con la ayuda de diferentes empresas preparan celebraciones desde finales de noviembre.
“Hay niños a los que sus padrinos los vienen a ver o se los llevan para sus casas, los que se quedan aquí igual hacemos que la pasen bien con distintas actividades”, dijo Zelaya.
En la fundación Amor y Vida, donde desde 1994 apoyan a niños infectados con VIH, las autoridades explican que la situación es un poco más complicada porque de los 33 menores que asisten, tan solo a dos les sobreviven familiares cercanos, pero debido a su posición financiera pueden verlos poco.
“A principios de diciembre se respira mucha tristeza, hasta que comenzamos a darle sentido a esto con las decoraciones que los mimos pequeños hacen, para que sepan que la Navidad también es para ellos”, indicó María Ríos, directora de la fundación.