Diez años no han sido suficientes para reconstruir la capital. Sus calles y avenidas, principalmente en Comayagüela, aún muestran las huellas que dejó Mitch.
El huracán asesino entró a Tegucigalpa el 30 de octubre de 1998 convertido en tormenta tropical después de reingresar al país por la zona sur.
El río Choluteca dividió a la ciudad en dos partes. En el centro quedó un gigantesco lago de agua achocolatada y pestilente, que dos meses después era el sinónimo del paso demoniaco de Mitch por nuestro país.
Cuando famosos y políticos de todo el mundo visitaban la ciudad se horrorizaban al ver lo que provocó el desastre natural.
Las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas. Se registraron daños en centros de educación superior como la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Unah, que logró sobreponerse de inmediato para dar albergue a cientos de capitalinos que perdieron sus viviendas.
El sistema de alcantarillado sufrió graves averías, mientras la red vial quedó casi inservible.
'La mayoría de puentes fueron derrumbados por la fuerza del agua, pero reconstruidos gracias a la ayuda de la cooperación internacional, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y del Banco Mundial', recordó Gustavo Alfaro, ex ministro de la Presidencia en el gobierno de Carlos Flores.
'La capital nunca se terminó de reconstruir, dejaron todo abandonado, como ejemplo está la primera avenida', manifestó Alfaro.
Para el actual presidente de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros es muy difícil cuantificar el dinero que se invirtió en la reconstrucción de la capital en el gobierno de Flores y en los posteriores. 'Creo que ni la Alcaldía maneja esa información', agregó.
Salud
En el sector de telecomunicaciones resultó destruida la planta de operaciones telefónica de la colonia La Vega de Comayagüela, la cual 10 años después funciona en perfectas condiciones.
Uno de los sectores que más daños sufrió fue el de salud. Dos pisos del Hospital Médico Quirúrgico de Tegucigalpa, dependencia del Instituto Hondureño de Seguridad Social, se inundaron. Quedaron inutilizables la cocina, la lavandería, la bodega y la emergencia.
Los daños en la infraestructura del Ihss se estimaron en 80 millones de lempiras y 90 millones en pérdidas de equipo, según un informe elaborado por la Secretaría de Salud y la Organización Panamericana de la Salud, OPS.
Además, se cayeron como castillo de arena dos centros de salud, uno en el barrio Villa Adela y el otro en El Chile, ambos en Comayagüela.
La población capitalina comenzó a sufrir los estragos posteriores al Mitch a finales de 1998 con un brote de dengue hemorrágico y a comienzos de 1999 otro de cólera.
Agua potable
Más de medio millón de capitalinos estuvieron cuatro meses sin gozar del servicio de agua potable.
Fue hasta en febrero de 1999 que se reconstruyeron 1,700 acueductos. Colateral a ello se trabajó en la reparación del sistema de alcantarillado.
La inversión para reinstalar las alcantarillas fue de 33.7 millones de dólares, según la OPS.
El mundo apoya
Consciente del desastre, la cooperación internacional le tendió la mano a todo el pueblo hondureño y, por consiguiente, al capitalino.
El financiamiento del proceso de reconstrucción, según los cooperantes, fue de 2,939.6 millones de dólares, de los cuales 1,471.6 millones provenían de la cooperación no reembolsable y 1,468 millones fueron obtenidos en calidad de préstamo.
Según la Comisión Económcia para América Latina y el Caribe, Cepal, los daños que provocó Mitch en nuestro país ascendieron a 3,700 millones de dólares.
Desde ese fatídico octubre, Tegucigalpa nunca será la misma. Perdió hondureños valiosos y la corriente del río Choluteca acabó con un futuro mejor de miles de capitalinos.