Darwin Orellana es el joven de 25 años al que las llamas le consumieron no solo su patrimonio, sino también sus sueños y anhelos.
El incendio le hizo perder más de un millón de lempiras en su bodega ubicada en la 8 avenida del barrio Concepción.
El emprendedor habló con LA PRENSA sobre su difícil situación y los planes que tiene para volver a forjar el negocio que le ha costado esfuerzo, sudor y lágrimas. Orellana empezó su emprendimiento con tres cajas de huevos.
| Darwin Orellana y su esposa tienen la certeza de que volverán a tener un negocio próspero. Fotos: Gilberto Sierra
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Esta era una bodega de venta de productos de diferente tipo que inicié en 2010, es decir, hace ocho años, cuando yo apenas tenía 17 años. Recién me iba a graduar del colegio, pero siempre tuve la visión de emprender y crecer en este negocio.
Nuestros inicios fueron muy humildes. Recuerdo que cuando comencé fue porque me regalaron tres cajas de huevos, eso era lo que tenía. Con los días, conforme fuimos vendiendo más, agregamos más líneas y personal e incluso compramos vehículos para hacer entregas a los clientes. Después me casé y mi esposa invirtió aquí sus prestaciones y así crecimos mucho más.
En ese momento estábamos en el área de caja con mi esposa, nos damos cuenta por el olor del humo. Rápidamente yo traté de rescatar dinero en efectivo, cheques, documentos, pero ya después tuve que salir porque había explosiones atrás de mí.
Fue difícil ver cómo en cuestión de minutos se quemó el trabajo de ocho años, ya que junto con todas esas cosas se quemaron mis anhelos y sueños. Mi patrimonio era este, todo mi inventario, ya que le hemos apostado siempre al inventario, por lo mismo no tenemos vehículo para uso personal ni pensábamos en comprar vivienda porque teníamos todas nuestras esperanzas en esta empresa.
A más de un millón de lempiras, pero le damos gracias a Dios que no murió nadie ni tampoco se afectaron los demás negocios.
Se hicieron revisiones en las áreas principales de ventas, de oficinas e incluso en algunos de los compartimentos hicimos el corte del sistema porque no se necesitaba. El problema es que a medida íbamos creciendo yo le decía al propietario de los locales: dame este, ahora este y él me lo daba, y una de las bodegas del fondo la agarramos y no revisamos los cables, y en una de esas fue donde pasó el cortocircuito.
Dicen que el sistema estaba sobrecargado. El origen del incendio fue una roseta que se recalentó y empezó a tirar chispas, esas chispas cayeron en unos pañales y en cuestión de tres a cinco minutos el fuego ya se había expandido.
Primero Dios, la etapa principal es levantarnos, y mi sueño que todavía no he cumplido sigue en pie, no puedo decir cuál es, pero es un sueño de emprendimiento y le estoy apostando. Esto aparentemente es un fracaso, pero le estoy pidiendo a Dios para ver la perla de sabiduría y lo hermoso que hay dentro de esta tragedia. Los planes son estar en servicio la próxima semana.
De mi esposa y mi hija de dos años. Sufrimos mucho con ella cuando nació porque tenía problemas en el colon y tuvieron que cortarle el intestino. Fue una etapa complicada, pero salimos de ella como saldremos de esta.
Unos han venido directamente y otros me llaman o me envían un mensaje. Las personas de aquí del mercado, aunque no convivamos mucho, también se han preocupado bastante y han demostrado su apoyo.