Santa Cruz de Yojoa, Honduras
Nunca es demasiado tarde para perseguir un sueño, y el hondureño Santos Flores es prueba de esto, pues a los 36 años era comerciante, pero a esa edad decidió cambiar la calculadora por la guitarra, los libros de cuentas por su armónica y emprendió un viaje por Honduras al son de sus canciones.
Ahora tiene 53 años, y la música, su pasión, se ha convertido también en su fuente de sustento.
Un día va con su guitarra negra y su armónica, fijada en un soporte, por los restaurantes del Lago de Yojoa, otro día canta en las Islas de la Bahía. Una semana está en San Pedro Sula y la próxima viaja más allá de las fronteras del país.
| Experiencia
Santy relató que tuvo un grupo de música en Guatemala mientras permaneció haciendo presentaciones en ese país.
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“Me llamo Santos Flores, pero mi nombre artístico es Santy. Soy de Tegucigalpa, pero toco música donde me requieran, en grupo o solo. La música es una inspiración para mí”, relató el artista hondureño a Diario LA PRENSA.
Este artista hondureño es un músico autodidacta, pues aprendió solo a tocar la guitarra y la armónica, pero no cuando era un jovencito, sino a los 36 años, edad en que decidió dedicarse a la música.
También a esa edad aprendió solo inglés, aunque luego para hablarlo mejor estudió en cursos de ese idioma.
| Era comerciante, pero a los 36 años aprendió inglés y a tocar y decidió seguir su vocación.
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Un gran repertorio
Por la cantidad de canciones que sabe, Santy es una auténtica rocola humana.
“Mi especialidad son los clásicos en inglés. Cuando aprendía ese idioma memoricé muchas canciones para saber cómo pronunciar bien y por eso canto esa música. Sé algunas en español, pero prefiero los clásicos en inglés. Tengo buen repertorio”, aseguró el cantante, quien interpreta con gran destreza clásicos musicales como Hotel California o Stand by me.
En total, sabe más de 80 canciones en inglés que puede interpretar como solista y si es en grupo, puede cantar más de 100 melodías.
En su rostro ya se dibujan los caminos del tiempo, pero su gesto no pierde la ilusión, y su cabello largo rizado es mitad color plata, mitad oscuro, como si se dividiera entre la experiencia de sus años y la juventud de su espíritu.
“Era comerciante. Tenía una abarrotería, pero dejé eso por la música. Lo mejor es cuando uno baja del escenario y percibir que a la gente le gustó la presentación y se divirtió y se sientan bien con la música que toco”, dijo.
 La gente pide canciones a Santy para disfrutar de un momento ameno, como estos clientes en el Lago de Yojoa.
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Todo está en la actitud
De cada persona depende la grandeza y amor con que ve lo que hace, y Santy es una evidencia de eso.
?Mis viajes son como giras para mí. A veces vengo aquí al Lago de Yojoa, pero cuando hay temporada alta en Roatán voy allá. Así como me gusta tocar para los hondureños, también es bueno trabajar para turistas extranjeros, para europeos y norteamericanos, y es bonito tener aceptación de un público como ellos que han visto a grandes artistas”, cuenta Santy.
El cantante dijo que el amor por la música lo traía en la sangre. “La pasión por la música quizá la heredé de mi padre que era músico y andaba con su grupo, aunque él tenía otro género, que era el ranchero”, relató.
El artista dijo que sus hijos ya son adultos y agregó que para obtener más ingresos él ofrece tutorías de inglés y de guitarra, pero que la mayoría del tiempo se dedica a cantar y tocar música.
“Ya son 17 años que tengo viajando con la música. Aprendí solo a tocar la guitarra y armónica, soy autodidacta, pero creo que uno tiene que tener la vocación y la dedicación”, indicó Santy.
“He andado por muchas partes del país gracias a la música, incluso he ido con mi música a Guatemala, Nicaragua y Panamá”, expresó.
El artista dijo que va a cualquier parte del país adonde pidan sus presentaciones.
“Mi número es 9966-1085. Yo siempre estoy a disposición para llevar música a cualquier lugar”, dijo Santy, quien tras la entrevista se alejó cantando A horse with no name...
