“Sentimos como si no existiéramos o como si no tuviéramos un nombre” así comenzó el relato de una joven madre que relató el calvario que vive ella, sus hijos, hermanos y sobrinos al nunca haber podido ser registrados legalmente.
Ana Sofía Monge Sánchez, una joven madre de 26 años, lleva consigo una carga que infortunadamente se ha extendido a su descendencia: la ausencia de documentos que la identifiquen, y la misma carga pesa sobre sus tres hijos, y sobre los cuatro hijos de su hermana.
“Desde la guerra de 1969 mi mamá perdió los papeles y desde ese tiempo quedó con eso así”, compartió Ana Sofía con una actitud de indiferencia, no obstante, la falta de registro legal ha dejado a su familia prácticamente aislada.
El relato de Ana Sofía es conmovedor y revela las complejas implicaciones de no tener una identidad legal en Honduras.
“Como mi mamá no tiene, nosotros nos quedamos sin papeles también”, contó con resignación. Esta ausencia de documentos ha impactado en la vida diaria de su familia.
Los niños no pueden ser formalmente matriculados en la escuela, lo que limita su acceso a la educación y, en consecuencia, sus oportunidades futuras.
“Mi hijo se llama Erick Eduardo Monje, desde chiquito le dijeron Beto, pero él tampoco sabe su nombre y tampoco ha sido registrado, igual que mis otros dos hijos”, contó con pesar.
La falta de un nombre legalmente reconocido ha obstaculizado el desarrollo de su hijo mayor, Beto, quien a sus 13 años enfrenta problemas de audición y lucha por recibir una educación adecuada.
“Nunca he tenido una cuenta de ahorro, ni hemos podido estudiar”, lamentó la joven madre, quien a pesar de sus esfuerzos por encontrar soluciones, la falta de apoyo legal han obstaculizado sus intentos de obtener registros de nacimiento para su familia.
Lucha por obtener identificación
La historia de Ana Sofía no es única. Su hermana, con cuatro hijos propios, comparte la misma lucha desesperada por obtener identificación legal.
Juntas, estas dos mujeres representan una generación atrapada en un ciclo interminable de pobreza y marginalización debido a la falta de documentos de identidad.
“Hemos buscado abogados que nos ayuden a nuestra familia, pero tenemos 6 meses de estar esperando que nos ayuden en el registro de Santa Rosa de Copán”, reveló Ana Sofía.
A pesar de las adversidades, Ana Sofía y su familia han encontrado formas de subsistir.
“Hemos salido adelante trabajando”, afirmó la joven que relató que a gracias a su trabajo en un restaurante y la ayuda de empleadores comprensivos, ha logrado mantenerse a flote, aunque con enormes sacrificios y privaciones.
Al narrar que a veces siente como si no existiera, ya que no tiene un nombre legal, la joven relató que el trabajo arduo es lo que hace que olvide su situación. “La gente cree que el trabajo le va a llegar a la casa, pero no es así”, reflexionó Ana Sofía.
La falta de registro ante el Registro Nacional de las Personas (RNP) en Honduras puede tener una serie de repercusiones negativas como limitaciones en el acceso a servicios básicos, carencia de protección legal, dificultades en el ejercicio de derechos civiles y políticos e incluso problemas en la movilidad.