18/04/2024
10:04 AM

En cuatro etapas se restaurará el templo Rosalila en Ruinas de Copán

Antropología y la Asociación Copán estarán a cargo de los trabajos en el templo, los cuales deberán comenzar el primer trimestre de 2021.

COPÁN RUINAS.

Con la limpieza de 260 metros cuadrados de la superficie externa comenzarán los trabajos para preservar el templo Rosalila, considerado un tesoro único e ícono hondureño localizado en el Sitio Arqueológico de Copán.

La Asociación Copán propuso al Gobierno un plan de cuatro fases para salvar el templo Rosalila, que presenta daños como el desprendimiento de piezas, filtraciones de agua, crecimiento de raíces de árboles, entre otros, que requieren intervención inmediata para evitar que estos avancen y pongan en riesgo la joya arquitectónica heredada por la civilización Maya.

Rosalila
Dentro de los espacios sagrados creados en habitaciones altas de más de cuatro metros, los mayas llevaron a cabo sus rituales
En la primera etapa del proyecto se limpiarán las fachadas del monumento y se le dará firmeza y solidez al predio donde están las áreas con mayor peligro.

Con base en las pruebas realizadas por el programa Santander para la Investigación y Conservación de la Escultura Maya y la Universidad de Harvard (EE UU) en los mascarones de los túneles del templo 26 de Copán, así como los experimentos realizados en las fachadas de Rosalila, se hará una limpieza mecánica de los contaminantes biológicos, así como la intervención con consolidantes usando morteros de cal en zonas con mayor peligro de desprendimiento.

Se contemplará otro tipo de intervenciones de emergencia, según el criterio de los expertos en conservación.

La segunda etapa se deberá hacer de forma simultánea con la limpieza del templo. Se trata de la recolección y sistematización de registros anteriores, incluyendo aquellos en planos, dibujos, fotografías, informes, notas de campo, entre otros, que ya existen.

Todos esos datos serán digitalizados.

Foto: La Prensa

Por la pandemia, el parque arqueológico solo está abierto cuatro días de la semana y se deben cumplir con todas las medidas de bioseguridad.
Para conservar Rosalila también se hará un escaneo del edificio, es decir, el levantamiento de datos de la superficie o mapeo de la estructura mediante el uso de equipos de escáner y láser tridimensional para documentar los detalles de las fachadas del inmueble como volumetría, color y texturas.

La tercera etapa consiste en el desarrollo de un plan de conservación para Rosalila, que inicia con el estudio y diagnóstico de sus condiciones.

A través de un tuit, el ministro de Finanzas, Marco Midence, indicó que esa entidad dispondrá recursos para reparar de emergencia el templo.
Este partirá de la revisión minuciosa de todas las superficies del edificio realizada durante los trabajos de la primera etapa y la evaluación de las mejores prácticas de conservación de estucos hechos recientemente por la Universidad de Harvard en Copán.

Además, se hará un estudio estructural del edificio para evaluar su condición y diagnosticar problemas y soluciones de ingeniería.

El proyecto contempla la elaboración de un plan de conservación global para el edificio, incluyendo estabilización de la estructura con recomendaciones a corto, mediano y largo plazo, que incluya un listado de intervenciones inmediatas prioritarias y los métodos a utilizar para la conservación del templo.

La cuarta fase, incluye trabajos en el sistema de túneles que rodean el icónico templo.

Foto: La Prensa

Las tormentas eta y iota dejaron daños únicamente en el muro perimetral, no así en las estructuras del sitio maya.

Daños

El arqueólogo Ricardo Agurcia, presidente de la Asociación Copán, dijo que el área de “ Rosalila es enorme y su intervención llevará muchos años, requiere preparación y añejado de materiales, entre otros.

La intervención depende de los recursos que se aprueben de forma oficial, esperamos fondos a inicios del 2021.

Eliud Guerra, director del sitio arqueológico.
Se trata de un trabajo delicado y aprovecharemos el gran conocimiento de expertos de Harvard.

Conseguimos donaciones y queremos arrancar con los trabajos lo antes posible” y que se realicen las labores de forma mancomunada.

Agurcia destaca que debido a que el templo está enterrado, el peso de la tierra y la cantidad de lluvia que cayó en noviembre, aumentaron la presión sobre las estructuras, lo cual provocó desprendimiento de algunas piezas y filtraciones de agua.

Foto: La Prensa

Fondos

Eliud Guerra, director del Sitio Maya de Copán, indicó que se espera que los fondos, que suman 4.1 millones de lempiras para iniciar las obras en Rosalila, comiencen a llegar el primer trimestre del año entrante.

Se hará un análisis minucioso para medir los daños pulgada por pulgada, que incluyen escaneos.

Ricardo Agurcia, arqueólogo
Guerra indicó que también se deben hacer trabajos en la estructura 16, que es donde está enterrado Rosalila.

“Se debería comenzar con la primera fase con la consolidación de la superficie de la pirámide 16, se debe considerar el corte de los árboles que están en la fachada del templo norte y el lado oeste, para evitar el crecimiento de raíces y por ello es importante considerar ese corte”.

Guerra aseguró que los trabajos de colocación de estucos en la estructura 16 se practica desde hace dos décadas, pero debido a que son materiales locales, se deben renovar en un máximo de ocho años.

Foto: La Prensa

El director del sitio dijo que los daños que actualmente tiene Rosalila no son exclusivos de ese templo, ya que “hay 3.5 kilómetros de túneles excavados con un sinfín de mascarones de estuco en toda la acrópolis con daños similares, pero responsablemente nuestro restaurador monitorea cualquier problema que ponga en riesgo estos templos”.

Aseguró que “no son daños críticos, no hablamos de colapsos o que puede derrumbarse por presiones, pero sí es importante que como Instituto Hondureño de Antropología e Historia, de la mano de Asociación Copán, se trabaje en dar continuación a este proyecto de conservación que arrancó antes de las llegadas de las dos tormentas” tropicales Eta y Iota.

Foto: La Prensa